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Así dejaron la ciudad de Palma las bombas republicanas en la Guerra Civil

Los aviones de comunistas y anarquistas sembraron el pánico entre la población

Hubo más de un centenar de víctimas civiles a los que el Pacte nunca quiso reconocer

PP y Vox se unirán ahora para derogar la nefasta Ley de Memoria Histórica

PP y Vox van a ir de la mano en la derogación de la nefasta Ley de Memoria Democrática impulsada por el Pacte de izquierdas que sólo reconoce a las víctimas de un bando en la Guerra Civil, dejando en un completo anonimato a las más de cien personas asesinadas por los bombardeos comunistas y anarquistas que dejaron Palma desolada, como atestiguan las imágenes publicadas por la cuenta de Facebook Fotos Antiguas de Mallorca.

La Guerra Civil española dejó efectos devastadores en Baleares, como en todas partes del país. Las víctimas del franquismo se cuentan por millares, pero el bando republicano también tiñó de sangre el archipiélago a pesar de que el Pacte de Progrés se niegue a admitirlo. PSOE y Podemos se unieron en el Pleno de Cort en varias ocasiones para tumbar iniciativas políticas para recuperar la memoria de los más de 100 palmesanos asesinados por la República en los bombardeos del Frente Popular. Recordarlos «molestaba» a los dos principales socios de Cort en la anterior legislatura porque significaba admitir que quien acabó con sus vidas no fue el fascismo, sino el comunismo. Un «pequeño detalle» que no les resulta cómodo.

El 19 de julio de 1936 las fuerzas alzadas contra la República se hicieron con el control de Mallorca, Ibiza y Formentera, plazas a las que el Gobierno no dio inicialmente demasiada importancia, pero que sí obsesionaban a la Generalitat, que envió al antiguo aviador hispano-cubano Alberto Bayo al mando de una flota formada por milicias barcelonesas para que, desde Menorca, que permanecía fiel al Frente Popular, reconquistara el archipiélago balear y lo liberara del control fascista. Antes, sin embargo, era necesario sembrar el terror entre la población civil.

El 23 de julio, mientras Bayo preparaba el operativo naval en Barcelona, despegó desde Reus el primer bombardero. Obligado a volar alto para eludir el fuego de las ametralladoras, el piloto se precipitó al arrojar los proyectiles y los tres cayeron al mar. Sin embargo cinco días más tarde nuevos pájaros de hierro sobrevolaron el cielo mallorquín, ahora con mejor puntería. Parte de la calle Sant Miquel quedó destruida y fallecieron los dos primeros civiles, la dueña de la alpargatería Ferragut y un dependiente de la tienda de lana Mercadal. Muchos otros quedaron heridos.

La población entró en estado de pánico porque Mallorca carecía de aviación con la que hacer frente a los ataques. Se habilitaron diferentes refugios antiaéreos en la ciudad y los que pudieron abandonar la capital para esconderse en la Part Forana.

Bayo desembarcó en Menorca el 2 de agosto y al día siguiente Mallorca volvió a ser bombardeada, esta vez a menor escala. 24 horas antes habían abandonado la isla el capitán Juan Thomas y el falangista Martín Pou Roselló, que viajaron a Roma para pedirle ayuda a Mussolini. Formentera primero e Ibiza después cayeron fácilmente bajo el control republicano. En Mahón se preparó el asalto definitivo a Mallorca, cuya resistencia había que domesticar a base de terror. El 14 de agosto de 1936 siete aviones republicanos vomitaron un centenar de proyectiles sobre Palma, Llucmajor y Santa María. Es Baluard, el frontón del Paseo Mallorca, la zona de Institutos, la puerta de Sant Antonio… Pocos lugares se libraron de la devastación. Aquel día la guadaña de la muerte cercenó el alma de la capital mallorquina.

La conquista de Mallorca, iniciada 48 horas más tarde, en la madrugada de 16 de agosto, resultó un fracaso. Los refuerzos italianos liderados por Arconovaldo Bonaccorsi (el Conde Rossi) marcaron la diferencia y el 4 de septiembre Largo Caballero ordenó a Bayo retirar su columna. Son Sant Joan quedó establecida como base aérea y se llevó a cabo una terrible represión contra los republicanos que quedaban en la isla. Muchos de ellos fueron ejecutados.

Durante los dos años siguientes, ya de forma mucho más esporádica, continuaron los bombardeos, pero esta vez diigidos hacia la Part Forana. En su libro ‘Els bombardeigs de Mallorca durant la Guerra Civil’ el historiador Massot i Muntaner contabiliza 150 decesos, 35 de ellos niños. Más de 100 de ellos siguen sin ser reconocidos. Una deuda histórica que por fin saldarán PP y VOX.