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ARCA muestra su «indignación» por el derribo del convento de monjas de Portocolom

Los pueblos de Mallorca se quedan sin Ca ses Monges de forma progresiva ante la falta de vocaciones

La Asociación para la Revitalización de los Centros Antiguos (ARCA) ha mostrado este miércoles su «indignación» por el derribo del convento de Ca ses Monges de Portocolom. En un comunicado, la asociación ha criticado que ni el Ayuntamiento de Felanitx, ni el Consell de Mallorca ni la orden religiosa que vendió el edificio «han estado a la altura» para defender «una parte importante de la historia» de Portocolom.

Según ARCA, es un precedente «nefasto» para todas las Ca ses Monges de los diferentes pueblos que, ha asegurado, ven peligrar su historia ligada a los recuerdos de espacios donde fueron a la escuela, a recibir atención sanitaria o a reunirse.

«Un día triste por la falta de sensibilidad y una ordenación urbanística que siempre hace sufrir al patrimonio material e inmaterial, el de las víctimas personales», han lamentado, agregando que la asociación solicitó al Consell catalogar el edificio pero que no se hizo «ningún paso para hacer efectiva la protección».

En enero de 2022 Ca Ses Monges de Portocolom cerró sus puertas debido a la falta de vocaciones. Las tres religiosas de La Caridad que todavía permanecían en Portocolom se despidieron de los feligreses después de que la comunidad hubiera permanecido en el pueblo durante 108 años. Se dedicaban principalmente a la enseñanza a los más pequeños y tareas sanitarias.

Posteriormente el convento fue comprado por un promotor privado para construir viviendas y este martes ha sido derribado ante la tristeza de la población.

Es un episodio más de la progresiva desaparición en Mallorca de los conventos de monjas. Eran centro sanitario de urgencia de todo el pueblo, eran guardería, el lugar donde los niños daban los primeros pasos. Eran también un punto de encuentro, un taller de costura y un rincón para recibir información, una vacuna y algunos consejos a cambio de una limosna.

A las 12 el Ángelus, a media tarde el rosarios y una visita a la virgen de Lourdes en el jardín. Un belén por Navidad de visita obligada y reparto de palmas de confección impecable el Domingo de Ramos. Eran los conventos, las Ca Ses Monges de todos los pueblos que están desapareciendo a marchas forzadas porque Mallorca se están quedando sin monjas.

Cierran los conventos y sus capillas, celdas, refectorios y patios quedan en silencio. El jardín se llena de hojas mientras se espera la llegada de los especuladores. Con la desaparición de las monjas, los pueblos han perdido mucho más que un convento, han perdido incluso una forma de vivir y una forma de relacionarse con los vecinos.

Los últimos datos del Obispado de Mallorca señalan que en la isla hay apenas 400 monjas y que en los últimos cinco años han desaparecido algo más de 200 confirmando una tendencia a la baja que se registra desde hace décadas.  La mayoría tienen más de 70 años y no hay renovación generacional. Es la misma tendencia que se registra en toda España donde cada mes se cierran al menos dos conventos.

Muro, Sa Cabaneta, Marratxinet, Sineu, Mancor, Binissalem, Valldemossa, Petra y Porreres, Costitx, Sant Llorenç, Esporles, Búger, Sant Joan, Pòrtol, Portocolom…. son sólo algunos de los pueblos que han cerrado sus conventos por falta de monjas.

En toda Mallorca quedan hoy seis conventos de clausura, la mayoría en Palma y son Santa Clara, las Tereses, Santa Magdalena, Sant Jeroni de Inca, las Salesas y Caputxines.