Tarifas racistas en la red de prostitución caída en Almería: 10 € a clientes africanos y 20 € a europeos
La operación ‘Ginebra’ de la Policía Nacional ha permitido liberar a 15 mujeres que eran explotadas sexualmente en un local de Roquetas de Mar (Almería) y ha detenido a 14 personas, entre ellas la pareja que regentaba el local, que ya está en prisión.
Las mujeres trabajaban durante «jornadas maratonianas» de hasta 14 horas diarias entre «agresiones, amenazas, vejaciones y humillaciones». El prostíbulo ya ha sido cerrado.
El jefe de la organización era un hombre de nacionalidad camerunesa que mantenía tarifas racistas para los clientes: diez euros por cada diez minutos de relaciones íntimas mantenidas con clientes de nacionalidad africana o marroquí, y 20 euros por cada diez minutos con clientes rumanos, españoles o latinos.
El importe era íntegro para las víctimas, excepto cuando el servicio duraba 30 minutos «ya que la tarifa se elevaba hasta los 50 euros, de los cuales 10 eran para el proxeneta».
Las averiguaciones policiales concretaron que en el club de alterne situado en el camino de las Salinas a Vícar estaban siendo prostituidas un número indeterminado de mujeres por día, que oscilaba entre 12 y 20.
La jornada de trabajo se iniciaba a las 09:00 horas, y se podía alargar hasta las 02:00 de la mañana del día siguiente, de lunes a domingo. Al final de su jornada, el dueño del local cerraba con llave y candado la puerta de la vivienda para que no saliera nadie de la misma.
Multas por retrasarse con la compra
Según informa la Comisaría Provincial en un comunicado, la actuación se empezó a fraguar en junio de 2020 cuando los investigadores centraron sus pesquisas sobre varios prostíbulos de un mismo titular, ubicados en San Isidro (Níjar), Roquetas de Mar y Cuevas del Almanzora.
Los agentes tenían sospechas fundadas acerca de las precarias condiciones a las que las mujeres se veían sometidas a diario mientras ejercían la prostitución, expuestas a un trato vejatorio con amenazas, e incluso sufriendo agresiones».
El beneficio de los explotadores radicaba además en el alquiler semanal de la cama por la cantidad de 110 euros, y las multas que imponían a las mujeres explotadas sexualmente «por retrasarse durante las compras diarias, o los servicios externos que exigía algún cliente, lo que suponían 30 euros a mayores».
Los investigadores de la Comisaría de Policía de Almería pusieron fin a este régimen de explotación el pasado día 11 cuando se produjo la entrada y registro en el referido club de alterne, y su posterior clausura por mandato del Juzgado de Instrucción 5 de Almería.
Hasta cinco delitos
A lo largo del los nueve meses que ha durado la investigación, la Policía Nacional constató que había un entramado «perfectamente organizado» y con claro reparto de funciones, en dónde el jefe de nacionalidad camerunesa se apoyaba en dos lugartenientes, su mujer y otro compatriota, quienes recogían el dinero de las consumiciones y de los servicios extraordinarios de mayor tiempo, 30 o 60 minutos.
La Policía Nacional destaca que no faltaban «las humillaciones y vejaciones por el bajo rendimiento laboral de las víctimas, ejecutadas por estas dos personas en mayor medida y con mayor intensidad».
Para el control de los otros dos prostíbulos, la organización se valía de un hombre y una mujer, también detenidos en esta operación.
El último de los miembros visibles del entramado, tenía encomendada la rotación de las mujeres por los tres clubs regentados, vigilando que en cada uno de ellos siempre hubiese un número acorde con la demanda de los clientes.
A los detenidos se les atribuyen hasta cinco presuntos delitos: pertenencia a organización criminal, trata de seres humanos, delitos relativos a la prostitución, detención ilegal, e infracción a la Ley de Extranjería.