Andalucía
Asalto a la valla de Melilla

Podemos saca el «racismo» por el asalto: «Muertos en la valla de Melilla mientras acogemos ucranianos»

Martina Velarde, secretaria general de Podemos Andalucía y diputada en el Congreso, ha compartido en sus redes sociales un comentario que habla de «racismo» por la tragedia de Melilla, algo que utiliza para condenar en cierto modo la acogida de los ucranianos que huyen de la invasión de Putin.

Concretamente, Velarde ha compartido el comentario de Gema MJ, una conocida activista en redes muy de izquierdas, a la vista de sus post y sus reivindicaciones. En esta ocasión, el tuit compartido por Velarde dice así: «EEUU prohíbe abortar pero ‘qué exageradas las feministas’. 27 muertos en la valla de Melilla mientras acogemos ucranianos, pero ‘el racismo no existe’. 2 muertos en un atentado homófobo en Oslo pero ‘Disney vuelve gays a los niños’. No eres librepensador, eres parte del problema».

No es en absoluto la única polémica de Martina Velarde en redes sociales, lugar que utiliza para expandir su odio, especialmente contra Vox, a quienes ha acusado de ser «herederos del franquismo», ha mandado a sus políticos a  «trabajar debajo de un plástico recogiendo tomates» o incluso ha acusado a sus votantes de ser «acosadores, salidos y babosos».

Contra la Iglesia

Velarde reclamaba hace unos días a la Conferencia Episcopal que se implique directamente en la «resolución de los casos de abusos sexuales denunciados en el seno de la Iglesia Católica siguiendo el ejemplo de otras instituciones católicas en numerosos países».

En un comunicado, la dirigente de Podemos se mostraba así de crítica con la actitud «hermética» de la jerarquía eclesiástica durante la sesión de la Comisión de Relaciones con el Defensor del Pueblo en el Congreso, donde ha afirmado que «son los propios católicos los primeros interesados» en llegar a la verdad, que se haga justicia y reparar a las víctimas.

En esta línea, Velarde se ha mostrado partidaria de seguir el ejemplo de procesos de investigación como los realizados en Bélgica o en el estado de Pensilvania; la creación de una comisión específica en Australia, o las iniciativas de estrecha colaboración entre estados e Iglesia que se han puesto en práctica en Irlanda o Alemania para esclarecer los múltiples casos de abusos sexuales por parte de miembros de las instituciones eclesiásticas.