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Lo de Sumar y Podemos es lo de siempre: bolcheviques contra mencheviques

Que entre Podemos y Yolanda Díaz se las están teniendo tiesas es una evidencia empírica. Ambos expresan su disposición a negociar, pero entretanto se han embarcado en una guerra que, sin llegar a la expresión soez de Pablo Iglesias cuando habló de la «ensalada de hostias», es de las que el uso del casco resulta obligatorio. Llevan -dicen- hablando desde enero, pero las posiciones están «muy alejadas» y con «cuestiones personales» que torpedean un acuerdo que nunca llegará antes del 28 de mayo.

El último desplante de Yolanda Díaz a los morados es su negativa a que Irene Montero vaya de número dos, algo por lo que la ministra de Trabajo no está dispuesta a pasar. Es más, ya ha trasladado a la dirección de Podemos que Iñigo Errejón siempre estará por delante de Montero, posiblemente, detrás de ella en las listas. Que Díaz pronuncie el nombre de Errejón es para Podemos como mentar la bicha, de modo que las posiciones están más enfrentadas que nunca y esto puede terminar como el rosario de la aurora. Pablo Iglesias, el macho alfa de Podemos, no está dispuesto a pasar por la humillación de que Errejón esté por delante de su pareja. La dirección de Podemos, que le exige a Yolanda Díaz una negociación bilateral que rehúsan el resto de actores implicados, no acepta esta imposición de la candidata. Y en Sumar, por su parte, afirman que los morados «quieren negociar al margen de los otros creyéndose más importantes».

Así están las cosas por ahora. Nada es descartable y, posiblemente, al final haya un acuerdo sobre la bocina, pero que lo está claro es que las diferencias entre unos y otros no son ideológicas, porque esto es una pura guerra por el poder trufada de cuestiones personales. Esto recuerda mucho a la batalla entre bolcheviques y mencheviques. Y ya se sabe que cuando en la izquierda se dan de tortas lo hacen a conciencia.