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Cospedal deja el escaño y mete presión a Sánchez para que cese a Delgado por sus audios con Villarejo

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La renuncia de María Dolores de Cospedal a su escaño en el Congreso de los Diputados mete presión al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que destituya a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por sus audios con el excomisario Villarejo. Cospedal anunció este miércoles que deja su acta para «liberar al PP de cualquier ataque, por injustificado que sea».

La dirigente ‘popular’ ya renunció este lunes a su puesto en el Comité Ejecutivo del PP  -el máximo órgano de dirección del partido-tras la polémica generada por sus conversaciones con el expolicía.

En los audios, de 2009, se escuchaba cómo la entonces secretaria general se interesaba por el caso Gürtel y la posibilidad de investigar a Javier Arenas o al hermano de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Cospedal ha defendido siempre que no mintió y que las reuniones formaban parte de su «obligación, como secretaria general» que «era tener toda la información posible acerca de hechos que pudieran perjudicar a mi formación porque mi lucha contra la corrupción que pudiera afectar al partido ha sido siempre una prioridad», tal y como afirmó en el comunicado de su renuncia.

La decisión de la exsecretaria general del PP contrasta con la reacción del Gobierno de Pedro Sánchez ante la relación de Villarejo con la ministra de Justicia.

Dolores Delgado fue grabada durante una sobremesa que mantuvieron en 2009, siendo fiscal de la Audiencia Nacional. Entre otros, en los audios que han trascendido, la ministra explica cómo vio que «jueces y fiscales durante un viaje a Cartagena de Indias (Colombia) terminaron con menores» o llama «maricón» al ahora ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Sánchez ha rechazado las peticiones de la oposición para que la destituya de inmediato  y ha defendido que su Gobierno no tiene «hipotecas». «No nos va a marcar la agenda política un corrupto», sentenció, nada más estallar la polémica.

La ministra ha tratado de escudarse en un pretendido chantaje para defender su puesto, atacando a «la derecha y extrema derecha» de un intento de extorsión «para debilitar al Gobierno».

«Después de haber alimentado esta cloaca, la derecha, la extrema derecha, la extrema extrema derecha se atreven a usar contra mí las actividades que ellos mismos fomentaron sin rubor alguno», espetó en su comparecencia en el Congreso, el pasado octubre. En este tiempo, Delgado ha defendido que no tenía relación personal con Villarejo.

Delgado: los casos «no son comparables»

Este lunes, conocida la renuncia de Cospedal a la dirección del PP, la ministra de Justicia consideró que su situación no es comparable.

«Creo que son situaciones completamente distintas (…) Yo hace nueve años era fiscal, trabajaba en la lucha antiterrorista, asistí a una comida con los máximos responsables policiales en la lucha antiterrorista y eso es todo lo que puedo decir», indicó a la prensa española tras haber asistido en París a una reunión antiterrorista.

El secretario general del PP, Teodoro García Egea, le reclamó ese mismo día que abandonase el Consejo de Ministros. «Ustedes comparen la otra situación. No voy a entrar en el contenido, pero estamos hablando de alguien que tenía una responsabilidad, era la segunda máxima responsable del Partido Popular y tuvo unas negociaciones que no voy a entrar en ellas», dijo sobre Cospedal.

La ministra destacó que las grabaciones que salieron sobre ella fueron «cortadas, pegadas y manipuladas», y consideró que el motivo de su comida y la gente con la que ella se reunió ya han sido expuestos.

En el PP se ha defendido que Delgado «mintió claramente» y «Cospedal, no», ya que nunca negó las conversaciones con Villarejo.