Estalinismo puro

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El cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero (Foto: Getty)

Cuando ese cadáver político que es Juan Carlos Monedero dijo que Albert Rivera se metía coca, no fue tan sólo una falta de decencia inadmisible, también significó el pistoletazo de salida a una campaña perfectamente orquestada para destruir la imagen pública del líder de Ciudadanos y conseguir su muerte civil.

Monedero parece, como buen gurú podemita, un fiel seguidor de las tácticas de desprestigio propias del estalinismo más recalcitrante, aquellas del gulag que contó Solzhenitsyn. En los años que estuvo en pie el régimen más opresor que conoció el siglo XX, las purgas, los centro de confinamiento, el desprestigio y la represión más brutal fueron la constante de un sistema que no aceptaba a nadie que pensara más allá del concepto único. Monedero es heredero directo de esa corriente que ahora, por ejemplo, siguen al dictado en la Venezuela que le apadrina. Tanto es así que Maduro ha hecho lo mismo para tratar de eliminar a los opositores Henrique Capriles y Leopoldo López.

Aquí en España, el ataque demencial de Monedero contra Albert Rivera ha tenido continuidad en dos revistas de poca dignidad y menos elegancia. Incluso el rapero Pablo Hasél, condenado a dos años por enaltecer el terrorismo, ha querido tener su minuto de gloria a costa de llamar drogadicto al político catalán.

Una campaña pestilente, iniciada por el siniestro amigo de los represores venezolanos, que pretende machacar la integridad personal y pública de Albert Rivera. Fascismo puro y duro contra un hombre de indiscutible éxito que tendría ahora mismo en sus manos la gobernabilidad de España según el último barómetro del CIS.

Si pretendemos construir una democracia seria y un país respetable, este es el camino que no debemos seguir. La ciudadanía no necesita inquisidores sino políticos audaces que propongan ideas e iniciativas para impulsar la recuperación y el progreso de España. Quien quiera entrar en el juego político ha de saber que al legítimo oponente se le desarma con ideas e iniciativas, no en base a gravísimas injurias como las de Monederos y toda esa caterva de antidemócratas que le han seguido después demostrando que el único problema que tienen algunos con Albert Rivera se llama intención de voto.

Ciudadanos ya triunfó en las elecciones catalanas y se definió como la fuerza política principal ante el independentismo en aquella comunidad autónoma. A falta de dos semanas para las Generales, se sitúa como tercera opción, tan cerca del PSOE que casi se les podría considerar segundos por su tendencia al alza.

Quizás por todo ello están tan nerviosos Monedero y sus groupies fanáticos. A lo mejor es que Rivera simboliza todo lo que ellos no son capaces de lograr y sucede que a Monedero y su escuadrón totalitario lo primero que se les viene a la mente es la palabra represión cuando no les alcanza con la democracia.

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