Bankia ficha de nuevo a la auditora que ocultó los agujeros que costaron el rescate de 23.000 millones

Rodrigo Rato-Alberto Portuondo
Rodrigo Rato en una imagen de abril del pasado año (Foto: Getty).

Bankia ha vuelto a contratar a una filial de la auditora que avaló sus cuentas antes de salir a Bolsa sin detectar el agujero económico del banco. Los actuales dirigentes vuelven a depositar su confianza en Deloitte con el objetivo de recuperar deudas de morosos, según confirma un email al que ha tenido acceso Okdiario. Deudas que Deloitte no detectó, o no valoró en su dimensión real, cuando era la auditora oficial de la entidad bancaria. Su irregular actuación en la reformulación de las cuentas de Bankia en su salida a Bolsa le supuso una sanción de 12 millones de euros y estuvo al filo de la imputación penal. El agujero que Deloitte no vio le costó 23.000 millones al Estado.

El correo interno, marcado con categoría roja y en poder de este diario, explica el papel de esta auditora en este plan de recuperación de activos. El texto comienza así: “Por la presente, tenemos el placer de informarle del nuevo e ilusionante reto que estamos acometiendo con el fin de avanzar en la eficacia y mejora de los procedimientos recuperatorios en los que Bankia es parte”.

“Asimismo”, prosigue el correo, “el Proyecto incluirá un servicio de soporte administrativo que facilitará y consolidará la ejecución y desarrollo de las distintas fases, tanto en lo que se refiere a los procedimientos recuperatorios como los de ámbito concursal, dando cobertura a Bankia. Con el fin de garantizar el cumplimiento y la consecución de los objetivos anteriormente mencionados se establecerá una nueva forma de trabajar”.

Hasta aquí, el mensaje sólo encerraba la habitual pomposidad interna empresarial para publicitar la mejora de un servicio. La bomba venía a renglón seguido: “En esta nueva etapa, de máxima importancia para Bankia, contaremos con la colaboración y ayuda de DELOITTE ABOGADOS SL, quien se hará cargo del desarrollo, implantación, ejecución y seguimiento del proyecto”. Es decir, Deloitte se hará cargo de todo en el proceso de caza de morosos.

Externalizaciones ha habido múltiples en la nueva Bankia. Pero esta era distinta. Los nuevos gestores del banco no tuvieron reparo en contar con los servicios de una filial de la auditora que lo llevó a la ruina. Una auditora que vio un beneficio de 309 millones en las cuentas antes de salir a Bolsa y cuando las reformuló después registró 2.979 millones de pérdidas.

Deloitte tuvo una actuación tan negligente que las acusaciones pidieron su imputación penal. El ICAC (Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas) sancionó su conducta con 12 millones de euros por infringir de “forma muy grave” la ley de auditoría al no actuar con independencia. Criticó que Deloitte diera por buenas las cuentas de Bankia en su salida a Bolsa al mismo tiempo que el banco era su gran cliente en otras áreas de su negocio.

Por un lado, Deloitte preparaba sus cuentas, y por otro, las auditaba. Es decir, Deloitte se auditaba a sí misma y con los mismos empleados.

En las cuentas de Bankia aparecen ahora como riesgos en el futuro un reguero de demandas en las que van de la mano la entidad bancaria y Deloitte como codemandadas  Nada de eso parece obstáculo para combatir la morosidad mediante una filial de Deloitte para los actuales responsables de Bankia.

Una morosidad que Deloitte no olió cuando cobraba de la Bankia presidida por Rodrigo Rato. El Banco de España, en marzo de 2012, en un informe interno revelaba que Bankia era inviable y acusaba al banco de “no reflejar contablemente la morosidad real de su cartera crediticia”.

Y detallaba tal acusación: “Estamos constatando que la entidad crediticia no está reflejando contablemente la morosidad real de su cartera crediticia; en particular la del sector promotor que tiene 20.000 millones contabilizados como riesgo normal, en gran parte se trata de sucesivas refinanciaciones y no han formado parte del ajuste duro; hay un volumen significativo de operaciones refinanciadas que no han sido marcadas como tales”. Esta ocultación de deudas se producía ante las barbas de los empleados de Deloitte que formulaban y después analizaban las cuentas de Bankia.

Bankia tenía a finales de 2014 un total de riesgos dudosos de 16.612 millones de euros aún. La tasa bajó ese año «por el refuerzo de la gestión de seguimiento y recuperaciones».

Deloitte, según los actuales gestores de Bankia, es eficaz en 2015 para intentar reducir la deuda. Una abismal deuda incobrable que no cualificó en 2011 al salir a Bolsa. Un agujero que superó los 23.000 millones y pagó el erario público. A esto hay que sumar unas demandas, incluida la pionera denuncia de UPyD, que pueden costarle más de 720 millones de euros a Bankia y en cuya motivación mucho tuvo que ver el auditor que no auditó. La versión de Bankia sobre tal contrato es simple: «Si Deloitte ejerce esta misión es porque sería la mejor oferta de las posibles».

 

 

 

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