Televisión, cine y series

La única película de terror que Stephen King no ha podido terminar de ver

El genio literario también tiene sus debilidades dentro del género.

  • Francisco-Eme
  • Soy un graduado en Comunicación Audiovisual y Publicidad, que escribe desde su pasión por y para el cine, donde también intento hacerme un hueco como guionista. "Todo lo que puede ser imaginado es real", Pablo Picasso.

La historia del género del terror en el cine no podría contarse sin mencionar en más de una ocasión al prolífico escritor Stephen King. Si uno repasa las películas que han marcado un antes y un después asustando a varias generaciones, podrá leer en sus títulos de crédito aquello de “basado en la novela de Stephen King”. La lista de situaciones, personajes y escenarios aterradores parece no tener fin: El resplandor, It, Carrie, Los chicos del maíz o Misery son solo algunas de las adaptaciones de las que se ha nutrido el séptimo arte en más de una ocasión.

Como el escritor crea estas historias, podríamos pensar que no hay ninguna maldición, fantasma o asesino que pueda asustarle. Pero hay una película que ni siquiera el genio del terror pudo terminar de ver. Así mismo lo contaba el propio autor para Comic Book: “La primera vez que vi El proyecto de la bruja de Blair estaba en el hospital y estaba drogado” recordaba el escrito, “mi hijo trajo una cinta VHS y me dijo: Tienes que ver esto”. Sobre la mitad de la película, King reconoció que no pudo terminar de verla, así que le dijo a su hijo: “Apágala (la tele), es demasiado extraño”. Por lo menos sabemos que el escritor no estaba en sus mejores condiciones cuando comenzó la famosa historia que fue un auténtico taquillazo en todo el mundo en 1999. El motivo por el que estaba hospitalizado fue por un golpe de un coche mientras caminaba por la carretera, suceso que después como el mismo relataría fue una gran inspiración en sus posteriores obras.

Pero no es la primera vez que Stephen King habla de El proyecto de la bruja de Blair. En 2010, en uno de sus libros no ficcionados, el autor señalaba su amor por la original historia de la cinta: “La maldita cosa se siente real. Y como lo es, es como la peor pesadilla que hayas tenido, aquella de la que te despertaste jadeando y llorando de alivio porque pensaba que estaba enterrado vivo y resultó que el gato saltó sobre su cama y se durmió sobre su pecho”. Una de las principales razones de esta supuesta realidad fue que la película forma parte del género mockumentary o falso documental en la que cámara en mano, los protagonistas parecen estar narrando hechos no ficticios, aunque todo está perfectamente dialogado.