Rodada en la Escuela Naval Militar de Marín

Dentro del rodaje de ‘Marusía. Vientos de Honor’, la nueva y valiente serie de Telecinco

Marusía. Vientos de Honor
Los protagonistas de 'Marusía. Vientos de Honor'.

Marusía. Vientos de Honor es la nueva serie que Telecinco estrenará próximamente y está rodada en la emblemática Escuela Naval Militar de Marín, la institución militar con más de 300 años de historia en la que se forman los futuros oficiales de la Armada Española y donde actualmente estudia la princesa Leonor. OKDIARIO ha asistido al rodaje de esta ficción producida por Unicorn Content. Veinticuatro horas intensas en las que hemos podido charlar con los creadores y los protagonistas además de adentrarnos en un mundo tan fascinante, ajeno y necesario como es el del entrenamiento militar. Una experiencia que a un servidor le ha servido para reflexionar y descubrir, además, el potencial (y la dificultad) de una serie que, a priori, lo tiene todo para convertirse en un éxito.

Honor, valor, disciplina y lealtad

Honor, valor, disciplina y lealtad. Estos son los valores fundacionales de la Escuela Naval Militar de Marín. Todos los que forman parte de ese universo lo tienen grabado a fuego. Honor, valor, disciplina y lealtad. Tengo que repetirlo para comprenderlo. Parecen símbolos obvios, palabras mohosas para muchos.

Me educaron para recelar de los uniformes. Me dijeron que eran símbolo de la represión. Con los años uno comprende que la Defensa es un pilar básico de cualquier democracia pero siguen existiendo prejuicios y preguntas. Este viaje, una aproximación mínima y turística de un mundo que me es ajeno, me ha provocado una reflexión, un cambio de miras que, espero, continúe cuando se estrene Marusía. Vientos de Honor.

'Marusía. Vientos de Honor'.
Rodaje de ‘Marusía. Vientos de Honor’.

Lo que sabíamos de la serie

Los estudios de la princesa Leonor y el reciente debate sobre el presupuesto en Defensa en nuestro país, convierten el rodaje de Marusía. Vientos de Honor. en una suerte de acontecimiento informativo.

Antes del viaje, lo que sabíamos es que la serie es que es una producción de Mediset España  junto a Unicorn Content (empresa propiedad de Ana Rosa Quintana) con el apoyo de la productora gallega CTV, creada por Ignacio del Moral (El Marqués, Los lunes al sol), Begoña Álvarez (Desaparecidos. La serie, El Marqués) y Laura Belloso (El Internado, Luna, el misterio de Calenda) y protagonizada, principalmente, por Lucía Jiménez y Alfonso Bassave.

'Marusía. Vientos de Honor'.
Lucía Jiménez y Alfonso Bassave en’Marusía. Vientos de Honor’.

Según la sinopsis oficial, la historia sigue a Teresa Ibarra (Lucía Jiménez), la primera mujer nombrada comandante directora de la Escuela (algo que todavía no ha ocurrido en la vida real pero que, nos dicen, es perfectamente plausible en un futuro cercano). La protagonista tiene que lidiar con la investigación del suicidio de una alumna durante el curso anterior a la vez que se reencuentra con con el teniente coronel Jorge Carvajal (Alfonso Bassave), alguien con quien tiene un pasado doloroso. En paralelo, asistimos al entrenamiento de Carmela (Paloma Stewart), Jahzara (Edith Martín-Val) y Renata (Carmen de la Vega), tres jóvenes procedentes de diferentes entornos sociales y con distintas motivaciones que ingresan en la Escuela dispuestas a labrarse un futuro en la Defensa Naval.

En España, series sobre militares se han hecho algunas (policiales muchas más). Sobre escuelas y el devenir de los estudiantes, demasiadas. Sobre una escuela militar, jamás. A priori suena bien (mucho) pero supone unos retos creativos sorprendentes. Retos que descubrimos al poco de llegar a Vigo el 9 de junio.

El curioso origen de la idea

«Queríamos una serie profesional tipo Periodistas u Hospital Central, un género en desuso, pero que nos ha dado muchas alegrías en el pasado. El problema era elegir cuál. Series de médicos hay muchas». El que habla es Ghislain Barrois, máximo responsable de la división de Cine, Ficción, Derechos y Distribución de Mediaset España.

Rueda de prensa de ‘ Marusía. Vientos de Honor’.

Curiosamente, nos cuenta Barrois, al que se le encendió la bombilla fue a Manuel Villanueva, el que fuera número 2 de Paolo Vasile como director de contenidos: «La idea nos la dio él, que vivía justo enfrente de la Escuela Naval Militar».

Tenían, pues, el marco narrativo, lo siguiente era contar una historia. Para ello confiaron en Unicorn Content, empresa muy familiar para Mediaset y experta en programas (El programa de Ana Rosa, TardeAR, La mirada Crítica, Vamos a ver…) que, en poco tiempo, ha demostrado su buena mano con la ficción generalista gracias, principalmente, al éxito de El Marqués.

Ghislain Barrois,Arantxa Écija y Begoña Álvarez en la presentación de ‘ Marusía. Vientos de Honor’.

Una producción impecable

«Es una serie que navega por el drama, la juventud, el thriller, el amor…», nos cuenta Begoña Álvarez, directora de ficción de Unicorn y productora ejecutiva de Marusía. Vientos de Honor. A su lado, además de Barrois está Arantxa Écija, jefa de ficción de Telecinco y varios de los actores de la serie, éstos vestidos con uniformes de la Marina. Uno porque conoce a Lucía Jiménez, Alfonso Bassave y a Miquel Fernández y sabe que son actores, pero los otros cuatro intérpretes, jóvenes y desconocidos, bien podrían pasar por alumnos de la Escuela Militar que están allí para darle ambiente a la rueda de prensa.

«Los uniformes son reales. No queríamos que pareciera que iban todos disfrazados. De hecho, dentro de la escuela, a los actores les han confundido con militares de verdad», nos cuentan distintas voces. «Yo iba vestida así por la escuela, porque íbamos en prueba de vestuario, y los alumnos se paran y me saludan. El primer día decía ¿qué?. Ellos ven un alto mando y están obligados a saludar», ríe la protagonista, Lucía Jiménez, al contar esta anécdota Este punto es importante: la veracidad, eso a lo que toda ficción debería aspirar.

Rodaje de ' Marusía. Vientos de Honor'.
Rodaje de ‘ Marusía. Vientos de Honor’.

Estamos, como primera parada del viaje, en una antigua facultad de Transmisiones y Electrónica frente al puerto de Vigo. El edificio estaba abandonado y ha sido alquilado para el rodaje. «Cuando llegamos aquí esto era Jumanji. Todo se caía a pedazos y estaba lleno de vegetación, las ramas de los habían roto ya ventanas”, nos aclara Begoña Álvarez. Nos resulta raro imaginarnos ese paisaje previo ya que estamos en una sala perfectamente reformada que hace las veces de casino de la Escuela Militar de Marín (algo así como la zona de ocio de los estudiantes).

El mencionado edificio también sirve para reconstruir escenarios como son despachos de los oficiales, las aulas, las camaretas de los aspirantes y guardiamarinas, las zonas de estudio o los patios de formación. Todo esto conlleva un trabajo de reconstrucción impecable que ha llevado meses. Además, los detalles están cuidados al máximo. Eso sí, muchas escenas sí se han grabado en la auténtica Escuela Militar de Marín, y cómo para no hacerlo. Ese paraje, tal y como vamos a descubrir horas más tarde, quita el aliento.

Cuando el ‘casting’ es una declaración de intenciones

Aún no hay imágenes de la serie que se puedan mostrar a la prensa pero desde que supe del casting y ahora que lo veo en vivo, la sensación es de pura satisfacción por varios motivos.

Lucía Jiménez en ‘ Marusía. Vientos de Honor’.

Con Lucía Jiménez a la cabeza lo vemos claro. Hay actores y hay estrellas. A veces (muy pocas) son lo mismo y otras muchas lo contrario. A ella siempre la he visto como a una proletaria del oficio, una actriz del pico y pala. Es un nombre dentro de la industria, sí, pero sin aires de diva. Es de esas artistas que sabes que va a cumplir, que la calidad de su trabajo está por encima de la imagen. No hace mucho ha estado como secundaria en un par de proyectos (Ángela en Atresmedia y Cuando nadie nos ve de Max), ahora le llega este protagonista y lo asume con el mismo sentido del deber: «A mí me gusta mucho trabajar. No hay papeles pequeños. Todos los papeles son maravillosos, da igual la cantidad de sesiones que tengan. Yo soy supertrabajadora. Aquí es un protagonista y sí que lo noto. Madre mía, lo que se curra», nos cuenta amable una mujer que lleva trabajando 25 años.

Lucía Jiménez en ' Marusía. Vientos de Honor'.
Lucía Jiménez en ‘ Marusía. Vientos de Honor’.

Espero que no se moleste si menciono que, de noche, después de cenar y mientras damos un paseo por Vigo, algunos periodistas nos encontramos con Jiménez entrando en su hotel. Nos saluda con cariño. «Yo es que soy muy maruja. Mira, vengo de comprar estas cosas en el súper», nos dice entre risas. Se le ilumina la cara cuando nos habla de su futuro paso a la dirección con una película de la que aún no puede decir mucho e intercala reflexiones sobre trabajo con los quehaceres como madre. Cualquier lector dirá que esto es lo normal, que los actores también son seres humanos. Depende. Llevo los suficientes años como cronista de cine y televisión como para atestiguar que la cercanía de Jiménez no es tan habitual como a mí me gustaría.

Alfonso Bassave en ' Marusía. Vientos de Honor'.
Alfonso Bassave en ‘ Marusía. Vientos de Honor’.

Y de Alfonso Bassave, el co protagonista, podemos decir lo mismo. Es un tipo que siempre se cuela en producciones de toda índole. Él mismo reconoce que «no le paran por la calle», que no tiene un nivel de exposición como el de otros compañeros (los que van de estrella) pero que no ha parado de trabajar. Ahora le toca un protagonista y, como Jiménez, lo encara con la mayor profesionalidad.

Miquel Fernández, Lucía Jiménez y Alfonso Bassave en ‘Marusía. Vientos de Honor’.

Que una empresa apueste por dos actores de este perfil y que no le haga caso al algoritmo que te dice que si contratas a José Coronado, a Esther Expósito o Mario Casas ya lo tienes todo hecho, es una declaración de intenciones.

La dirección de casting (que el año que viene tendrá categoría en los Oscar) no se basa en elegir a los mejores o a los más famosos si no en escoger al mejor actor para un papel en concreto. Da igual si es una superestrella o un desconocido.

Edith Martínez, Carmen de la Vega, Paloma Stewart en ‘ Marusía. Vientos de Honor’.

Es por todo lo anterior que no puedo más que aplaudir la elección de los actores más jóvenes. En la rueda de prensa están presentes Paloma Stewart, Edith Martín-Val y Carmen de la Vega. Sólo la segunda ha trabajado antes en producciones como Dos vidas (TVE), sus compañeros, sin embargo, son absolutamente primerizas y ni siquiera se prodigan mucho en redes sociales. Apostar por desconocidos es también sanear nuestra industria. Bravo.

El gran problema narrativo

Durante el corrillo con los periodistas, Lucía Jiménez nos dice que lo que más le impresionó al llegar por primera vez a la Escuela Militar de Marín fue «el respeto que tienen es un templo. Es como entrar en el Duomo en Florencia. Para ellos es un lugar sagrado. Todo se respeta. Es gente muy admirable por lo que hacen. Hacen una entrega a España y lo llevan en la sangre». Esta es la primera pista de algo que vamos a vivir momentos más tarde.

Llega el momento de hacer una visita a la Escuela Naval Militar de Marín. Nuestros guías son los Capitanes de Corbeta Eduardo Delgado y Francisco Gil Gómez. El primero, secretario del Comandante, ha sido el enlace principal entre el equipo de la serie y la institución, además de proteger que la ficción sea respetuosa con la escuela y con los valores que representa. Otra vez, honor, valor, disciplina y lealtad.

Visita a la Escuela Naval Militar de Marín por el rodaje de la serie ‘ Marusía. Vientos de Honor’.

El recinto está vacío, no hay alumnos porque están de descanso antes del 16 de Julio, día del Carmen, su gran acontecimiento anual. Durante esa jornada también llegará la princesa Leonor después de estar seis meses a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano.

El rodaje de Marusía comenzó en marzo y termina en julio, antes del día 16, por lo que el equipo no va a coincidir con la Princesa. Eso sí, el Capitán de Corbeta Eduardo Delgado nos dice que durante su instrucción, ella ha sido «una más». Aquí no hay diferencias de clase. Todos van a una y son tratados como iguales.

Nos cuentan que, por ejemplo, a los aspirantes de primer año no se les da permiso para andar. Tienen que ir corriendo todo el tiempo. Así se les distingue y ejercitan las piernas.

Visita a la Escuela Naval Militar de Marín por el rodaje de la serie ' Marusía. Vientos de Honor'.
Visita a la Escuela Naval Militar de Marín por el rodaje de la serie ‘ Marusía. Vientos de Honor’.

¿Cómo haces, en una serie, que muchos de los protagonistas tengan que estar todo el tiempo corriendo? ¿No es complicado a nivel técnico y confuso en escala narrativa? Esta pregunta me provoca el ir a hablar con Begoña Álvarez.

Esta escuela está llena de normas que complican el desarrollo de unas tramas clásicamente dramáticas. Yo imagino a los guionistas inventando situaciones y dándose de bruces con que eso que han imaginado es incomprensible en el marco elegido.

«Eso ha sido lo más difícil», me responde la directora de ficción de Unicorn. «Hemos tenido que encajar todos los protocolos y normas en una historia que sea atractiva para el gran público». La única solución, como siempre, ha sido la investigación: «Han sido muchas, muchísimas las charlas que hemos tenido con ellos para poder ser fieles a la realidad pero sin faltar al entretenimiento y a la acción». «A veces, mirábamos para otro lado», ríe el Capitán Eduardo Delgado, consciente de que en ficción, a veces, hay que bordear la realidad.

Begoña Álvarez, productora de ' Marusía. Vientos de Honor'.
Begoña Álvarez, productora de ‘ Marusía. Vientos de Honor’.

El equilibrio es muy difícil. La labor de una ficción no es la de ser realista sino la de ser veraz. El truco, supongo, es contar una historia universal en un contexto muy local y auténtico. La magia surge cuando la alquimia funciona.

Honor, valor, disciplina y lealtad (y ficción)

Como he mencionado al principio, yo, como muchos, tengo ciertos prejuicios con las instituciones militares. Durante la visita a la Escuela Naval Militar de Marín descubro cosas que me apasionan.

Los horarios son extremos, tienen que ir impecables en cada momento, respetar la jerarquía y las normas sin quejarse. Allí no sólo tienen una instrucción militar sino que terminan con una ingeniería, con conocimientos técnicos, marítimos, astronómicos y físicos. Tienen alta tecnología para los entrenamientos (simulaciones de última generación y sistemas de inmersión virtual), embarcaciones para clases y un sin fin de facilidades más. Es decir, tras los cinco años que dura el curso, sale de ahí una auténtica élite militar e intelectual.

Yo no paro de preguntar al Capitán Francisco Gil Gómez (gracias por su paciencia). ¿Cómo aguantan todo esto los chicos? ¿Por qué vienen aquí? ¿No renuncian? Yo es que sería incapaz de aguantar todo esto. Él me responde que hay un periodo de dos semanas de prueba (las mismas que hicieron los actores jóvenes de la serie antes del rodaje) en las que se concentra en mayor número de bajas. Luego, los que se quedan, están ahí por vocación, por el compromiso de luchar y crecer en algo superior a ellos.

Los militares no cuestionan la autoridad. «Tú tienes que saber que quién te da una orden se ha ganado el rango que tiene, que está ahí por algo», me dice Gil Gómez . Yo le contesto que sí, que lo entiendo pero que me asusta la falta de individualismo. ¿Qué pasa si no estás de acuerdo moralmente con una orden?

Me doy cuenta de que esa lealtad feroz y ese sentimiento de pertenencia son absolutamente necesarios en casos extremos. Si en una embarcación uno de los militares falla, el desastre es absoluto. Se necesitan la jerarquía, la disciplina y las normas para ciertas situaciones.

Salgo de La Escuela Militar agradecido, impresionado y reflexivo. Tengo claro que yo no sirvo para ese tipo de vida pero admiro a quiénes la llevan. Siento una pizca de  envidia por aquellos que creen en algo por encima de ellos, en la fe ciega en un ideal y en un equipo (aunque a veces pueda ser peligroso). Yo seguiré dudando de todo, esa es, en parte, la labor del periodismo y de la ficción. Además de emocionar y entretener esa es, también, la finalidad de Marusía.

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