Arte en estado puro: Morante, Urdiales y Juan Ortega salen a hombros en Arnedo
Morante de la Puebla, Diego Urdiales y Juan Ortega han salido a hombros de la plaza de toros de Arnedo, tras cortar cada uno dos orejas en la primera de la Feria de San José de la localidad riojana.
El festejo, con toros de Jandilla, fue de más a menos, con faenas más destacadas en los primeros toros de y Urdiales y Ortega, aunque Morante recurrió a sus mejores recursos en el cuarto, para sumarse a la fiesta; luego la falta de empaque de los animales deslució la tarde.
Morante de la Puebla, en el primero, saludó por verónicas, sin terminar de acoplarse y ya, sin entrar al caballo, se vio una manifiesta falta de fuerzas del toro; tras un pullazo cambió el tercio y se lo tuvo que hacer todo por arriba; acompañó siempre la embestida sin obligar, para cuidar al toro, sin arrebatar pasiones salvo dos lances por el derecho; acabó con una estocada eficaz que deparó la primera ovación de la tarde.
El diestro sevillano se desquitó en el cuarto de la tarde, un toro noble, mejor de presentación. Quiso no quedarse atrás y eligió un inicio de rodillas con arrebatado toreo de capote; tras un pullazo decidió tomar las banderillas, para admiración del tendido.
Cuarteo de poder a poder y al quiebro fue el guion elegido para un inicio con la muleta recogida; muleteo cadencioso a un toro que se apagaba, aunque con tiempo para detalles muy bien recibidos; susto en el epílogo y cita en los medios, con pinchazo y estocada para fiesta en la grada y petición de trofeos, que se concedieron y garantizaron a los tres matadores salir a hombros
Diego Urdiales, en el segundo de la tarde, cortó dos orejas sin problemas porque escuchó los primeros olés tras «veroniquear» de salida; un pullazo y de nuevo rugió el «Arnedo Arena» al hacer un quite por chicuelo; tras una serie limpia y larga por el derecho delató el poder del riojano ante un animal con nobleza.
Por la izquierda, con una colocación impecable, Urdiales volvió a mostrar poderío y mando, con el añadido de hacerlo en los medios; el final de la faena fue el preludio de una estocada que hizo doblar al animal en segundos y acabó de rendir a la plaza.
El torero riojano se enfrentó a un toro deslucido en el quinto de la tarde, que fue pitado en el arrastre; Urdiales tiró de oficio al lancear de capa a su segundo; volatín tras puyazo y cambio de tercio; el toro brusco, de calamocheo casi continuo, terminó por pararse y claudicar, con lo que Urdiales optó por irse a por la espada pronto, tiró de compromiso en un trasteo largo, con pinchazo y estocada, y una larga agonía del animal
Un quite por verónicas girando las plantas fue lo único destacable de Juan Ortega con el capote en su primero de la tarde; le costó encontrar la tecla al sevillano hasta dejar tres naturales inmensos de mano baja, que fueron lo mejor ante un toro áspero al principio, aunque luego dejó pasajes de empaque; la faena terminó con una estocada algo desprendida, pero que fue de efecto rápido, lo que hizo que el público pidiera las dos orejas, que el fueron concedidas.
En el sexto de la tarde, un toro noble y flojo, Ortega hizo un recibimiento vistoso, con temple en el quite por chicuelinas, abrochado con media de gran regusto, ayudados por alto y trincherilla con mentón hundido fue el aperitivo preparado por el sevillano.
Alternó pitones, arrastrando la franela con la zurda, frente a un animal de buena condición y empuje justo; puso paciencia Ortega y lo consintió con pasajes de mérito, pero que no entusiasmaron a un público ya satisfecho con los que había visto antes. Dos pinchazos y cuatro golpes de «verduguillo» fueron el prólogo al silencio tras aviso.
Ficha del festejo:
Seis toros de Jandilla Vista Hermosa, justos de presentación los tres primeros y con más caja y nobles los siguientes.
Morante de la Puebla, ovación y dos orejas
Diego Urdiales, dos orejas y silencio tras aviso
Juan Ortega, dos orejas y silencio tras aviso
Los tres toreros, que brindaron primero al doctor Domínguez -cirujano de la plaza, que se retira-, fueron obligados a saludar tras el paseíllo y El Víctor, subalterno de Urdiales, lo hizo tras parear al cuarto.
Primer festejo de la Feria de San José de Arnedo con la plaza casi llena, con unos 5.500 espectadores en las gradas.