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Cargar el MacBook Pro por USB-C me ha salvado la Navidad en Cádiz

  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

Aterricé en Jerez con destino final a Cádiz con mentalidad navideña y con el MacBook Pro M5 en la mochila, convencido de que llevaba todo lo importante. Y sí, llevaba lo importante, salvo el cable. El MagSafe, el de toda la vida en estos MacBook Pro, se quedó en casa. Al principio me lo tomé como un “bueno, ya compraré otro”, pero en cuanto pensé en tiendas, horarios y el típico peregrinaje en plenas fechas, me entró ese nervio tonto. Hasta que caí en una idea: ¿y si podía cargar el MacBook Pro por USB-C?

Carga de emergencia que no sabía que tenía

Lo primero fue comprobarlo bien, porque una cosa es “creer” y otra meter la pata y quedarte igual. Y aquí llega este milagro navideño, el MacBook Pro M5 mantiene MagSafe 3, pero también permite cargar a través de sus puertos USB-C, que en este modelo son Thunderbolt 4. Es decir, cualquiera de esos USB-C te sirve para alimentar el portátil.

Apple lo explica de forma bastante directa, además de MagSafe 3, puedes “cargar con USB-C” conectando el adaptador a la corriente y enchufando un cable USB-C a cualquier puerto USB-C del Mac.

Mi momento de paz: el cable del iPhone

Con eso confirmado, el “plan B” fue de chiste por lo simple, usé el cable USB-C del iPhone. Si tu iPhone ya usa USB-C, ese cable te puede sacar del apuro, siempre que tengas un cargador USB-C con potencia suficiente.

Foto: Apple

Y aquí conviene matizar algo importante para no llevarse sorpresas. Cargar, carga, pero la velocidad depende del cargador. El MacBook Pro M5 viene sin un cargador y si quieres carga rápida, Apple indica que necesitas uno de 96 W o superior. Así que, si lo enchufas a un cargador pequeñito, vas a ver que sube, pero con calma. Pero no es mi caso, ya que mi cargador es una fiera de 100W.

Lo que me llevo aprendido para la próxima vez

La parte buena de este despiste es que me ha dejado una lección práctica para futuros viajes, el MagSafe es comodísimo y tiene ese “clic” que da gusto, pero no es un punto único de fallo. Saber que puedo cargar el MacBook Pro por USB-C me quita mucha ansiedad, porque convierte cualquier cargador USB-C compatible (y muchos cables que ya viajan conmigo) en una red de seguridad.

Y sí, al final me fui a dormir con esa tranquilidad de que no pasa nada, el portátil cargando, yo sin carreras de última hora y Cádiz tan bonita como siempre.