Sucesos

La Policía Municipal denunció las obras de la decoración mortal del Burro Canaglia y se archivó

La Policía Municipal de Madrid denunció al restaurante del incendio mortal por hacer obras sin licencia. Fue en noviembre de 2021, durante las reformas para convertir el local en la pizzería Burro Canaglia que ardió el viernes cobrándose la vida de un camarero y una cliente. Meses después, el restaurante recurrió y se archivó la denuncia.

La tarde del 26 de noviembre de 2021, una pareja de policías municipales pertenecientes a la Unidad del distrito madrileño de Salamanca, inspeccionaron el local del número 16 de la Plaza de Manuel Becerra.

Los agentes exigieron a los trabajadores que se encontraban en el local la licencia de obras o la declaración de responsabilidad, pero los obreros no pudieron hacerlo. No tenían licencia de obras porque, según ellos, no la necesitaban al tratarse de obras de reacondicionamiento del local para convertirlo en un restaurante en su planta baja. El restaurante era el Burro Canaglia.

Los propietarios del negocio no se quedaron de brazos cruzados y alegaron. El 30 de noviembre de 2021, la empresa propietaria de lo que iba a ser el restaurante Burro Canaglia, solicitó al servicio de Disciplina Urbanística del Ayuntamiento de Madrid que atendiera su escrito de alegaciones y archivaran el expediente sin paralizar las obras. Alegaban, de nuevo, que las obras realizadas en el local no eran de entidad suficiente como para necesitar licencia de obras y, por lo tanto, se ajustaban a la normativa.

El mes de enero de 2022, el Servicio de Inspección del Ayuntamiento, tras estimar el escrito de alegaciones, archivó el expediente, dando vía libre al restaurante que tenía licencia de «bar sin cocina». Se le permitía servir comida precocinada, pero no disponer de cocinas. Aunque, desde 1998, la licencia del local sí permitía una cocina de cuatro fuegos y plancha.

A pesar de la evidente contradicción, el local continuó con la licencia de «bar sin cocina» en todos los documentos municipales, incluidas las dos inspecciones sanitarias que pasó con éxito el restaurante durante los meses del verano de 2022. Una licencia que, según fuentes municipales, le permitía perfectamente servir pizzas precocinadas. Los expertos adelantan, mientras los bomberos investigan el incendio en el restaurante, que el error se encontraba en el espectáculo que acompañaba a la pizza. El peligro se encontraba en el uso de fuego bajo una abigarrada decoración de plástico.

Ahí ha puesto el acento el padre de Julián Robles, el camarero fallecido en el incendio del restaurante. La familia del trabajador ha anunciado que presentará una denuncia para impulsar un mayor control de las decoraciones de muchos de los locales de ocio y restauración.