Sociedad

Los vecinos del pueblo natal de Bernardo Montoya pidieron expulsarle en 2015 por sus delitos

Vecinos de Cortegana, localidad natal de Bernardo Montoya, autor confeso del asesinato de la joven zamorana Laura Luelmo en El Campillo, pidieron en el 2015 ante la Guardia Civil y el Ayuntamiento su expulsión del pueblo dado su amplio historial delictivo que incluye el asesinato de una mujer y el intento de violación de otra. 

Así se recoge en una sentencia dictada en diciembre del 2015 por el Juzgado de lo Penal 3 de Huelva, en el que el juez remarca que «como consecuencia de la actuación delictiva del acusado, se ha creado gran alarma social en la localidad de Cortegana que ha conllevado que los vecinos del pueblo hayan interesado ante el cuartel y el propio Ayuntamiento mediante presentación de escritos, mensajes y whatssap la expulsión del acusado del pueblo».

En esta sentencia, la última que cumplió Montoya antes de salir de la cárcel el pasado 22 de octubre, fue condenado a dos años, diez meses y quince días de cárcel y el pago de una multa de 180 euros por un delito de robo con violencia en grado de tentativa, un delito de robo con violencia y otro leve de lesiones.

Se consideró probado que los hechos tuvieron lugar sobre las 23:30 horas del 30 de mayo de 2015, cuando el acusado se encontró con una mujer en Cortegana y la siguió hasta una vivienda, a la que entró «aprovechando» que ella dejó la puerta abierta para robar, no lográndolo por la actuación de la víctima.

A las 11:30 horas del día 31 de mayo de 2015, abordó a otra mujer de 85 años por la calle y le robó el bolso causándole lesiones.

Tan solo dos años antes de estos hechos, el Juzgado de lo Penal número 5 de Cádiz lo había condenado a seis meses de prisión por un delito de quebrantamiento y en el 2010, por el Juzgado de lo Penal número 3 de Huelva, a un año y seis meses de cárcel y orden de alejamiento de tres años respecto de una mujer a la que abordó en un parque de El Campillo y «la sujetó por detrás colocándole un cuchillo en el cuello, y diciéndole ‘como grites, te pincho’», todo ello «mientras trataba de arrastrarla a una zona de maleza».

Esto se produjo durante un permiso penitenciario concedido por la Audiencia Provincial de Huelva durante el cumplimiento de la condena de 17 años y 7 meses impuesta por el asesinato de una mujer de 82 años en Cortegana en 1995; y sólo meses después de que en septiembre del 2009 aprovechando otro permiso se fugara, aunque fue detenido apenas una semana después.