Sociedad

Una ‘fábrica’ china de clones promete vacas, caballos y bebés a la carta

Xu Xiaochun, el responsable de un ambicioso laboratorio de clonación chino, no sólo ha prometido ‘fabricar’ miles de vacas, caballos y perros sino que asegura disponer de la tecnología necesaria para duplicar seres humanos.

El grupo Boyalife y sus socios están construyendo unas gigantescas instalaciones en la ciudad de Tianjin (norte), que abrirán dentro de siete meses y donde esperan crear un millón de vacas antes de 2020.

Pero los bovinos sólo son una primera etapa en el ambicioso proyecto de Xu Xiaochun, de 44 años, el director general de la compañía, que también quiere clonar pura sangres y perros policías.

Boyalife, en colaboración con la compañía surcoreana Sooam y la academia china de ciencias, ya está trabajando en la clonación de los primates que se utilizan en la investigación científica. Y en lo que respecta a los seres humanos Xu asegura que lo tiene todo a punto.

«La tecnología ya existe (…) Si la autorizan, no creo que haya otra empresa mejor que Boyalife», asegura Xu, y afirma que actualmente no está a llevando a cabo ninguna clonación humana.

Los valores cambian, dice en referencia a los debates éticos y morales sobre la clonación, y recuerda cómo ha cambiado por ejemplo la percepción social de la homosexualidad.

«Desgraciadamente hoy la única manera de tener un hijo es que sea una mezcla de su padre y de su madre. Pero quizás en el futuro habrá tres posibilidades (…) O bien 50 y 50 o bien 100% de ADN del padre o 100% del ADN de la madre», afirma.

La compañía considera que su actividad garantiza la biodiversidad y tiene previsto crear en Tianjin un banco de genes que almacenará hasta cinco millones de muestras de células congeladas, una especie de inventario de las especies amenazadas a la espera de que se puedan regenerar.

Sooam, el socio surcoreano de Boyalife, ya está trabajando en el proyecto de resurrección de un mamut a través de células de miles de años de antigüedad descubiertas bajo el hielo en Siberia. Esta compañía también ofrece a sus clientes un servicio para clonar a perros fallecidos por un precio cercano a los 100.000 dólares.

‘Supervacas’

El fundador de Sooam, el surcoreano Hwang Woo-Suk, anunció en 2004 haber creado células madre de un embrión humano, algo que luego resultó ser falso. Sin embargo sigue siendo reconocido por haber creado en 2005 el primer perro clonado, Snuppy.

Este año Hwang anunció su intención de trabajar con compañías chinas «porque las leyes de Corea del Sur sobre bioética prohíben el uso de óvulos humanos», explicó en el periódico surcoreano Dong-A Ilbo, y no descartó usarlos en el futuro.

Por el momento, su socio chino Xu Xiaochun sólo aspira a convertirse en líder mundial de la carne de vaca clonada creando «supervacas» con el mismo ADN y cuya carne, promete, será tan gustosa como el reputado buey japonés de Kobe.

Estos animales, asegura, permitirán a los carniceros «matar menos y producir más» para responder al boom de la clase media en China.

«En un supermercado todo es bonito (…) todo tiene la misma forma, y hasta ahora no habíamos conseguido lograr lo mismo con los animales. Pero en nuestro fábrica de clonación hemos decidido hacerlo», afirma Xu.

Sin embargo no hay consenso sobre si la carne clonada pueden tener consecuencias negativas para la salud. La agencia estadounidense de seguridad alimentaria (Food and Drug Administration) asegura que esta carne es segura pero en el Parlamento Europeo quieren prohibirla.

Han Lanzhi, una especialista en transgénicos de la academia china de ciencias agrícolas, advierte por su parte de que las aspiraciones de Boyalife son preocupantes y poco realistas.

«Obtener un permiso para clonar animales es un proceso muy largo, por eso me quedé sorprendida cuando oí la noticia», explica, y recuerda que hay una «reglamentación estricta» para evitar abusos.

Xu Xiaochun responde que no hay nada que temer. «Queremos que el público se dé cuenta de que la clonación no es una locura y que los científicos no son gente rara vestida con batas de laboratorios que se esconden detrás de puertas cerradas haciendo extraños experimentos».