Sociedad

La justicia europea avala que se pueda prohibir el velo islámico a una trabajadora

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sentencia que la prohibición de llevar velo islámico en el lugar de trabajo no es discriminación, siempre y cuando se trate de una norma general, y no particular, que afecte por igual a cualquier simbología ideológica, ya sea política, filosófica o religiosa.

La convivencia entre occidente y la población musulmana nunca ha estado exenta de polémica; por ello, Luxemburgo trata de mejorar las relaciones con sentencias de este tipo, por la cual un empresario ya no tendrá ningún problema a la hora de contratar a un musulmán, toda vez que tiene ante sí la posibilidad de prohibir signos ideológicos, como es el velo, sin que ningún tribunal pueda fallar en su contra.

A poco de que se celebren elecciones en países como Holanda, Francia o Alemania, donde la integración musulmana será uno de los puntos electorales más calientes, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, la máxima representación judicial comunitaria, no considera discriminatorio que una empresa despida a una recepcionista tras negarse a quitarse el pañuelo islámico en su puesto de trabajo.

El TJUE se pronunció en línea con las conclusiones presentadas el pasado mes de marzo por una abogada general de la corte, que también explicó que, bajo su punto de vista, era admisible prohibir llevar velo en una empresa, pero sólo cuando se enmarque dentro de una política de neutralidad en materia religiosa o de convicciones.

La corte solventa así una consulta del Tribunal de Casación de Bélgica ante el caso concreto de una mujer que fue despedida en el país por no respetar la norma interna de su empresa, que prohibía entonces lucir prendas de tipo religioso para mantener la «neutralidad» de cara a los clientes.

En este contexto, la Red Europea contra el Racismo (ENAR) no ha recibido el fallo de buen gusto, como cabía esperar. Amnistía Internacional, por su parte, cree que la decisión “da mayor libertad de acción a los empleadores para discriminar por creencias religiosas en un momento en que la identidad y la apariencia se han convertido en un campo de batalla político”.