Sociedad

Indemnización de 300.000 euros a las familias de los operarios de una fábrica muertos por amianto

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha otorgado una indemnización de más de 300.000 euros a los familiares de cuatro antiguos operarios de la fábrica de Uralita en Getafe que fallecieron tras estar trabajando durante años en contacto con el polvo de amianto.

De esta forma, ha rechazado el recurso de la Corporación Empresarial de Materiales de Construccion S.A., contra la sentencia de fecha 1 de septiembre de 2016 dictada por el Juzgado de lo Social nº 24 de Madrid, que estimaba parcialmente la demanda interpuesta por los familiares contra la empresa.

Según la sentencia, que todavía no es firme, la responsabilidad de Uralita, «es absolutamente incuestionable, toda vez que ésta llevó a cabo durante más de 50 años una actividad que implicaba un riesgo evidente, como era la utilización del amianto en la fabricación de materiales de construcción, en cuyo polvo tienen su origen la enfermedad que padeció el causante».

Medidas insuficientes

Además, «no resulta suficiente para eludir su responsabilidad con que la empresa acredite que adoptó las medidas de protección que establecía la normativa en vigor, cuando éstas, como resulta evidente por el resultado producido, eran absolutamente insuficientes para evitar el resultado dañoso».

El amianto es un mineral de fibras largas, flexibles y resistentes que se utiliza en una gran variedad de productos manufacturados y de manera especial en la fabricación de materiales de construcción como baldosas o azulejos. En España fue comercializado por la citada empresa Uralita, con la que desde entonces compartió nombre. Se trata de un componente muy rentable para las empresas, pero que en los últimos años se ha demostrado muy peligroso para la salud de quienes trabajan expuestos a este componente.

Las autoridades médicas demostraron ya en 1946 que todos los tipos de fibras de amianto podían provocar mesotelioma y carcinoma de pulmón. Negando incluso la posibilidad de establecer un nivel de exposición seguro para el individuo. De hecho, el 4% de los fallecimientos por cáncer de pulmón son atribuibles al contacto laboral con el amianto.