Sociedad

La iglesia católica prohíbe esparcir las cenizas de los muertos y conservarlas en casa

La iglesia católica divulgó este martes las nuevas normas para la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas de aquellos que son incinerados, a través de las cuales se prohíbe esparcirlas o conservarlas en el hogar.

Según las normas, ilustradas en el Vaticano por el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, las cenizas deben ser mantenidas en un cementerio o en un lugar sagrado. «No está permitida la conservación de las cenizas en el hogar», ni «la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua», o su conversión como recuerdos conmemorativos, según estipulan las nuevas disposiciones.

«Se evita el riesgo de que los muertos sean olvidados por sus familias y por la comunidad cristiana», explicó a la prensa el cardenal alemán, cuyo cargo suele ser llamado de «guardián de la fe». «También se evita posibles descuidos y falta de respeto por parte de las generaciones sucesivas», recalcó Müller.

Pocos días antes de la celebración del día de los muertos, el 2 de noviembre, la jerarquía de la iglesia católica recuerda la importancia que tiene la muerte y la resurrección para los católicos.

Igualmente recuerda que desde 1963 se permite la cremación, una práctica que reconoce «se ha difundido notablemente en muchos países, pero que también ha estado acompañada por la propagación de ideas que están en desacuerdo con la fe», dijo.

En casos «excepcionales y graves» los obispos locales pueden conceder el permiso de conservar las cenizas en el hogar, como es el caso de las zonas de guerra, donde se dificulta la sepultura.

La iglesia católica prohíbe claramente y en forma rotunda que las cenizas se conviertan «en recuerdos, joyas u otros objetos» así como la distribución de las cenizas de un difunto entre los diferentes parientes, una recomendación que se aplica en forma retroactiva a las reliquias de los santos.

El texto del Vaticano reitera la posición tradicional de la Iglesia, que recomienda que los cuerpos de los fallecidos sean enterrados en cementerios o santuarios. Con ello se anima «el recuerdo y la oración por parte de la familia y de toda la comunidad cristiana», recalca el texto.

«En el caso de que el difunto hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana, se le han de negar las exequias, de acuerdo con la norma del derecho», advierte el documento.

Por lo tanto las personas que deseen que sus cenizas sean esparcidas no podrán tener funerales católicos, según la «instrucción» aprobada por el papa Francisco en marzo de este año y divulgada siete meses después.