Sociedad

El doctor Eduardo Vela quemó los registros de las adopciones de los ‘bebés robados’

Un agente de la Policía Nacional que intervino en la investigación contra el doctor Eduardo Vela en el caso de los ‘bebés robados’, ha afirmado en el juicio que el ginecólogo Vela le confesó, durante una conversación telefónica en 2014, que los libros de registro de las adopciones irregulares que se juzgan se quemaban sistemáticamente. El testigo ha puesto de manifiesto, con su declaración, que durante las pesquisas detectaron indicios de que existía una trama encabezada por el médico ya retirado.

Así lo ha asegurado durante la segunda sesión de la vista oral, que ha arrancado este martes en la sección séptima de la Audiencia Provincial de Madrid. El tribunal escuchará a cinco testigos y el juicio quedará visto para sentencia. Vela, de 85 años, sigue atento la vista postrado en una silla de ruedas.

La delicada salud del médico retirado hizo que la segunda sesión del juicio se tuviera que aplazar tras ingresar horas antes del inicio de la segunda sesión en urgencias hospitalarias por mareos. Recientemente, los forenses determinaron que el médico podía volver a sentarse en el banquillo.

En su declaración en la primera sesión, negó todos los delitos que se le imputan; de sustracción de menores, suposición del parto, falsedad documental y detención ilegal. Se enfrenta a 13 años de cárcel. Su abogado alegó en la vista oral que los delitos están prescritos.

El testimonio de un policía nacional ha arrancado la sesión en la que ha detallado cómo se desarrollaron las pesquisas a instancias del juzgado y la Fiscalía. Así, ha narrado que en 2014 localizó a Vela y logró hablar con él por teléfono, dado que fue «imposible» que se presentara en sede policial «aduciendo que estaba conectado a una máquina».

Además, ha contado que Vela le dijo que en aquella época «quemaban» los libros de registro. «Me comentó que las adopciones tenían dos fases. Una primera inicial en la que se mantenía la historia y, una segunda, en la que la ley vigente les obligaba a destruir todos los historiales», ha señalado.

Tras ello, ha reseñado que había indicios de que existía una trama encabezada por Vela en la que se utilizaba a chicas de centros de acogida que no querían quedarse con su bebé. De estos centros, ha citado uno denominado ‘Teresita’. Se les mantenía en el centro con la obligación de entregar el bebé. Eran entregados a cambio de alguna remuneración.

El testimonio de una periodista que tendrá lugar a lo largo de la mañana es clave para sustentar una posible condena. La madre de Inés falleció en diciembre de 2016, a los 93 años. Su relato era fundamental, ya que sostenía que Vela le regaló a su hija. La mujer inscribió entonces a su niña adoptiva en el registro civil como si fuera su hija, firmando Vela un documento oficial de un parto que nunca sucedió. En el juicio, no reconoció su rúbrica.

«Me entregó a mi madre»

En su declaración ante el tribunal, Inés Madrigal contó el relato que siempre le narraba su madre adoptiva. Lo escuchó con 18 años por primera vez. Era 1987. «Me dijo que era la hija de una señora que no podía tenerme», recordó ante el tribunal.

Sin embargo, ya con ocho años comenzó a sospechar que había algo raro. «En aquella época, mis padres vivían en Los Molinos. Un día mi madre llegó con un bebé y la gente no la había visto embarazada. Y ya saben que en los pueblos se habla», dijo.

Pasó el tiempo y un día en el colegio, la llaman «adoptada». «No sabía que era eso. Y le pregunté a mi madre. A raíz de ahí. Algo extraño había. No encajaba. Es una intuición que tenemos la gente que somos adoptados», reconoció.

«Recibieron una llamada telefónica en la lechería del pueblo porque eran los únicos que tenían teléfono. Les citaron en San Ramón porque había una niña de buena familia embarazada y les iban a dar el niño y que iba a simular embarazado con cojines. Le dijo que no fuera a la peluquería y que tuviera síntomas de embarazada. Les llamaron a la semana», relató.

Su madre, ya fallecida, le contó que no pudieron vestir a la niña porque si no se iba a «descubrir el ajo», una frase que solía repetir cuando le contaba lo que pasó aquellos años. Sobre el cura que habría actuado de intermediario, ha señalado que nunca le habló de Vela y que siempre ha sentido que le ha seguido la pista.