‘Dead Drop’ o compartir información en memorias USB incrustadas en las paredes de tu ciudad
Así reza el manifiesto de un movimiento social que esta cobrando gran fuerza en todo el mundo:
«En esta época de modernos y elegantes dispositivos conectados a la gran ‘nube’, sin acceso a los archivos locales, necesitamos replantearnos la libertad y difusión de la información»
Huyendo de las constantes legislaciones que regulan el tráfico de información y de datos en internet, el artista berlinés Aram Barthol comenzó, en 2010, a instalar memorias flash en las calles de Nueva York, insuflando vida al proyecto ‘Dead drops’. Que adopta su nombre de los espías y su forma de intercambiar información concretando un lugar concreto en un sitio público sin necesidad de coincidir en persona.
Mediante esta iniciativa, Barthol pretendía implicar a los ciudadanos en la importancia de compartir la información que cada uno posee pero alejándose del canal que, debido al avance tecnológico, para muchos se han convertido en el único medio de comunicación: internet.
Este artista de performances, en su mayoría relacionadas con las tecnologías, busca una conexión entre el punto de reunión habitual de antaño, la calle, con los nuevos formatos de transportar información. Una encontronazo entre lo ‘de siempre’ y lo ‘que se lleva ahora’.
Para conseguir su meta, comenzó a introducir memorias USB en cemento de secado rápido en pequeñas grietas de calles aleatorias de ‘la gran manzana’. En esas memorias introdujo un manifiesto declarando la intencionalidad de sus acciones y dejó memoria libre para que los ciudadanos pudieran compartir lo que quieran.
Después creó una base de datos en la web donde los usuarios pueden consultar la situación de los USB que los mismos ciudadanos han ido instalando en sus propias ciudades y pueblos.
De esta manera cualquiera puede llevar su portátil, o tablet si dispone de entrada USB, hasta un punto marcado en la web (www.deaddrops.com) y comprobar que contenidos le aguardan dentro del pequeño saliente de la pared. Los puede descargar y puede añadir todo aquello que quiera compartir con el siguiente.
Todo ello sin vulnerar ninguna ley y con el valor añadido que conlleva la emoción de desplazarse ‘in situ’ para comprobar el contenido de la memoria. Y si dicho contenido fuera decepcionante siempre puedes mejorarlo. En el siguiente video el propio Barthol explica cómo instalar tu propio ‘dead drop’.
Ya hace seis años desde que el primer ‘dead drop’ fuera instalado en la ciudad que nunca duerme y a día de hoy ya son 1632 unidades USB las instaladas por el mundo. Un total de 12.007 GB de memoria digital disponibles en la vía pública para intercambiar información, películas, música, libros o cualquier cosa en formato digital.
En España las grandes ciudades ya cuentan con varios ‘dead drops’. En Madrid podemos encontrarlos en el barrio de Malasaña (calle San Andrés 8), cerca de Tirso de Molina (calle Dr. Cortezo 19) y en Lavapiés (calle sombrerete 15), entre otros. En Barcelona podemos encontrarlos cerca del Parc de la Ciutadella (calle Llul 2) y en el centro (carrer dels comtes 2), entre otros muchos.
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