Sociedad

El Papa Francisco ‘hace la cobra’ a sus feligreses

El Papa Francisco retirando la mano a los feligreses que intentan besársela durante su visita al Santuario de Loreto.

Es una de las escenas más sorprendentes de sus seis años de pontificado. El Papa Francisco retirando la mano a los feligreses que intentan besársela durante su visita al Santuario de Loreto. El gesto se repite hasta quince veces. Sin dejar de sonreír, Jorge Bergoglio hace ademán de saludar a todos los que llegan. Pero en cuanto nota que acercan su boca al anillo aparta la mano. Lo más chocante es que justo antes, se la había dejado besar por decenas de religiosos y seglares. Quienes lo conocen aseguran que en el fondo es un gesto de humildad. El Papa prefiere ser él quien bese las manos y los pies de los más necesitados y no le agrada que los creyentes le besen el anillo o se arrodillen como signo de sumisión.

En su visita el Papa, además de dicha anécdota, ha defendido la familia fundamentada en el matrimonio entre un hombre y una mujer porque asume «una importancia esencial» frente a la delicada «situación del mundo actual» donde la tradición señala que están las paredes de la casa en la que vivieron José, María y Jesús.

«La familia fundamentada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer asume una importancia y una misión esencial», ha destacado Francisco después de firmar la exhortación post-sinodal dedicada a los jóvenes, «Vive Cristo, esperanza nuestra» que será publicada el próximo dos de abril.

El Papa ha afirmado que «la Casa de María hija, prometida, esposa y madre es también la casa de la familia», y ha hecho notar que la familia y los jóvenes no pueden ser dos sectores paralelos de la actividad pastoral de las comunidades, sino que deben caminar «estrechamente unidos». Ante los fieles allí congregados, Francisco ha explicado que la Santa Casa es «la casa de los jóvenes porque aquí la Virgen María, la joven llena de gracia, continúa hablando a las nuevas generaciones, y acompañando a cada uno en la búsqueda de la propia vocación».

El santuario que regentan los monjes Capuchinos estará abierto al atardecer y primeras horas de la noche, para atender a los grupos de jóvenes peregrinos que se han trasladado hasta Loreto para la fiesta de la Anunciación. «El hogar y la familia son el primer cuidado de la persona enferma para amarla, apoyarla, animarla y cuidarla. Por eso el santuario de la Santa Casa es el símbolo de todo hogar acogedor y santuario para los enfermos», ha añadido.