¿Qué hacemos ante la presbicia o vista cansada?

presbicia
La presbicia se puede retrasar y tratar.

Actualmente, la presbicia o vista cansada afecta a un 98% de la población mayor de 65 años. No obstante, diferentes opciones —como la implantación de una lente intraocular multifocal— hacen que la presbicia se haya convertido en una enfermedad ocular con soluciones diversas. Así, aunque su aparición sea inevitable, disponemos de variedad de opciones para corregirla.

La presbicia —‘ojo envejecido’ en griego— es consustancial al paso del tiempo. De hecho, los expertos aseguran que los ojos son el órgano más sensible al envejecimiento por la rápida pérdida de flexibilidad del cristalino —la lente natural del ojo—, lo que deriva en un empeoramiento de la visión de cerca. Así, a partir de los 40 o 45 años puede que nos empecemos a dar cuenta de que necesitamos alejar cada vez más el móvil o el periódico para poder leer su contenido.

Sin embargo, los avances en oftalmología nos ofrecen, además de las ya de sobra conocidas gafas para vista cansada, la posibilidad de someternos a una cirugía láser o a la implantación de lentes.

Ambos tratamientos son indoloros, rápidos y ayudan a solventar problemas de la visión como el astigmatismo, la miopía y la hipermetropía; y en el caso de la cirugía con lente intraocular, también las cataratas. A pesar de que parece que nadie se libra de padecer presbicia a partir de cierta edad, sí que es cierto que podemos hacer algo por retrasar su aparición.

¿Qué hacer para retrasar la presbicia?

Hemos dejado claro que la vista cansada no se puede evitar, pero sí que podemos retrasar su aparición. ¿Cómo? Para empezar, los expertos aconsejan que protejamos nuestros ojos de una sobreexposición solar. Casi todos tenemos aprendida la lección de lo importante que es aplicarnos cremas fotoprotectoras en nuestra piel. Sin embargo, quizá no somos tan conscientes de que las células del cristalino, una vez dañadas por los rayos UVA, ya no se regeneran (las de la piel sí).

Otro mal hábito que debemos desterrar de nuestras vidas, o al menos minimizar en la medida de lo posible, es el abuso de las pantallas digitales. De hecho, puede que si nos excediésemos en su uso, lo pagásemos con una presbicia temprana.

Además, siempre es recomendable disponer de buena iluminación al usar dispositivos electrónicos. De lo contrario, la luz que emana de la pantalla resultará demasiado intensa y nos ocasionará molestias en los ojos.

Por último, tampoco debemos olvidar la alimentación, pues una dieta rica en antioxidantes se traduce también en una buena salud ocular.

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