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Especialista en Alergología e Inmunología en el Hospital Puerta de Hierro

Soy alergóloga y éstas son las alergias más frecuentes e inesperadas en verano

"En verano estamos más expuestos a elementos que, por separado, no siempre dan problemas, pero que al combinarse pueden acabar provocando una reacción"

El verano, con su sol y sus actividades al aire libre, trae no solo diversión sino también alergias inesperadas. Según la Dra. Julia Ramírez Cortés, licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Madrid en 2022 y especialista en Alergología e Inmunología en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda desde mayo de 2023, advierte que urticaria colinérgica, dermatitis por cloro y alergias alimentarias estacionales son cada vez más frecuentes. Además, subraya que las picaduras de avispas o abejas pueden desencadenar reacciones graves que requieren atención médica urgente. 

Autora de un abstracto sobre hipersensibilidad retardada a ácido clavulánico presentado en el Congreso Europeo EAACI 2024 y de comunicaciones orales en el SEAIC 2024, enfatiza que un diagnóstico preciso y medidas preventivas sencillas—como fotoprotección, uso de ropa transpirable y evitación de desencadenantes—permiten disfrutar del verano sin sobresaltos. Con su experiencia y liderazgo clínico, ofrece pautas efectivas para cuidar tu salud estival.

Dra. Julia Ramírez.

PREGUNTA.- Aunque el verano suele asociarse con salud y bienestar, muchas personas sufren alergias poco conocidas en esta época: ¿cuáles son las más frecuentes y menos identificadas?

RESPUESTA.- En verano también vemos muchas consultas por reacciones que sorprenden a los pacientes porque no se las imaginaban como una alergia. Por ejemplo, hay personas que desarrollan ronchas tras sudar o hacer ejercicio (lo que llamamos urticaria colinérgica), otras que notan picor o rojeces al contacto con el agua de la piscina, o quienes reaccionan al comer frutas de temporada como melocotón o cereza, que pueden tener reacciones graves en los alérgicos por lo que siempre es importante consultar. Y algo importante: en esta época también son más frecuentes las reacciones a picaduras de insectos como avispas o abejas, que en algunos casos pueden llegar a ser graves y requerir atención médica urgente. 

P.- ¿Qué síntomas permiten distinguir estas alergias veraniegas menos comunes de otras reacciones habituales como insolaciones, picaduras o intolerancias alimentarias?

R.- Las reacciones verdaderamente alérgicas suelen tener una secuencia característica que depende del paciente y de la vía de contacto, entre otros. Una pista importante es que las reacciones alérgicas suelen repetirse siempre tras el mismo desencadenante y no se presentan de forma intermitente. Por ejemplo, si cada vez que comemos cierta fruta presentamos síntomas en la piel, respiratorios o digestivos es posible que estemos ante una reacción alérgica. En el caso del sol, muchas personas presentan enrojecimiento, granitos y picor en zonas como el escote, los brazos o el cuello tras los primeros días de exposición. Aunque coloquialmente se llama “alergia al sol” este es un término incorrecto, en realidad es una reacción cutánea llamada eritema polimorfo lumínico que aparece principalmente en mujeres jóvenes entre los 20 y 40 años.

P.- ¿Qué factores ambientales, alimenticios o de hábitos pueden desencadenar estas alergias en los meses de más calor?

R.- En verano estamos más expuestos a elementos que, por separado, no siempre dan problemas, pero que al combinarse pueden acabar provocando una reacción. El calor, por ejemplo, puede hacer que la piel o el cuerpo estén más sensibles y reaccionen más fácilmente. También cambia lo que comemos, lo que usamos (como cremas o perfumes) y el entorno en el que nos movemos: plantas, insectos, humedad, cloro… Todo esto influye, y, en algunas ocasiones, lo que normalmente no causa síntomas, en verano sí lo hace. 

P.- ¿Qué grupos de población son más vulnerables a padecer este tipo de reacciones alérgicas? ¿Influye la genética, el entorno o el tipo de piel?

R.- Sí, hay personas que son más propensas. Por ejemplo, quienes tienen la piel muy sensible o antecedentes de otras alergias, como dermatitis, asma o rinitis, suelen reaccionar con más facilidad. También influye el tipo de piel, la genética e incluso el entorno, aunque no tanto por vivir en un sitio u otro, sino por el tipo de exposición. En verano pasamos más tiempo al sol, en la piscina o haciendo deporte, y eso, en personas con cierta predisposición, puede hacer que aparezcan síntomas que en otras épocas no se notan. Pero conociendo bien qué los provoca, con el diagnóstico específico valorado por el especialista, la mayoría se pueden prevenir o controlar sin problema. 

P.- ¿Cómo se diferencian estas alergias atípicas del verano de otras patologías dermatológicas, digestivas o respiratorias que también aumentan con el calor?

R.- Aunque a veces se parecen, las reacciones alérgicas suelen aparecer de forma brusca, justo después de una situación concreta: una comida, ejercicio intenso, agua de la piscina, etc. Pero no siempre hay un desencadenante claro, y eso complica el diagnóstico. Por eso, si los síntomas se repiten o generan dudas, lo más recomendable es consultar, porque es importante no asumir que “todo es por el calor”; en algunas ocasiones hay un componente alérgico que hay que diagnosticar y que se puede tratar. 

P.- ¿Qué medidas de prevención o tratamiento recomiendan los especialistas ante alergias veraniegas menos conocidas, como las inducidas por el sol, el sudor, el cloro o ciertos alimentos?

R.- alergias alimentarias estacionales son cada vez más frecuentes.. Si sabemos que algo nos ha provocado síntomas, conviene tomar ciertas precauciones: usar ropa ligera y transpirable, aplicar fotoprotección adecuada antes de la exposición solar y, en personas con piel sensible, elegir bien los cosméticos o perfumes que se van a utilizar, sobre todo en zonas expuestas al sol. En el caso de las alergias alimentarias, si ha habido reacciones previas con ciertos alimentos, lo más prudente es evitarlos hasta tener un diagnóstico valorado seguro y tener en cuenta que en verano algunos factores como el calor o el ejercicio pueden favorecer que aparezcan síntomas más graves en caso de reacción. Ante la duda, lo recomendable es consultar con un alergólogo para valorar la situación y plantear, si es necesario, un tratamiento más específico.  

P.- ¿Se está visibilizando más este tipo de alergias o aún son poco conocidas por la población general y los propios pacientes? ¿Hay datos de incidencia o diagnóstico que lo reflejen?

R.- Cada vez hay más personas que consultan por síntomas que antes se normalizaron o se atribuían al calor, al estrés o a tener la piel sensible. Eso es positivo, porque muchas de estas reacciones tienen una base alérgica que se puede diagnosticar y tratar. Aun así, muchas siguen pasando desapercibidas o se confunden con otras molestias del verano. En la práctica clínica vemos un aumento de casos, especialmente de urticarias, alergias alimentarias o reacciones a productos cosméticos de uso habitual en esta época. 

P.- En conclusión…

R.- El verano no debería ser una época de molestias para quienes tienen algún tipo de alergia. Con un buen diagnóstico y algunas medidas sencillas, la mayoría de estos problemas se pueden prevenir o controlar. Si hay síntomas que se repiten cada año, merece la pena consultarlo. A veces, con pequeños ajustes, la calidad de vida mejora mucho y se puede disfrutar del verano con total tranquilidad.