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La sexualidad en la vejez

En diferentes etapas de nuestra vida, la sexualidad tiene que ir adaptándose a ellas. ¿Cómo es la sexualidad en la vejez? Aquí te contamos un poco más.

  • Francisco María
  • Colaboro en diferentes medios y diarios digitales, blogs temáticos, desarrollo de páginas Web, redacción de guías y manuales didácticos, textos promocionales, campañas publicitarias y de marketing, artículos de opinión, relatos y guiones, y proyectos empresariales de todo tipo que requieran de textos con un contenido de calidad, bien documentado y revisado, así como a la curación y depuración de textos. Estoy en permanente crecimiento personal y profesional, y abierto a nuevas colaboraciones.

La sexualidad en la vejez tiene la misma importancia que en otras etapas de la vida. Por supuesto que cada persona vive su propio proceso de adaptación, asumiendo sus cambios físicos y algunas limitaciones que eventualmente pudiesen surgir en el camino. Pero lo más importante es hacer frente a la enorme lista de prejuicios, propios y de terceros, que suelen acrecentarse a medida que se van alcanzando edades más avanzadas.

El pudor es otro concepto que puede resurgir con el paso del tiempo. Sentir pena (miedo y hasta verdadero terror) en ocasiones, se convierte en un obstáculo más grande que cualquier ‘daño colateral’ vinculado con la edad avanzada. Un factor que equivale a una pérdida sostenida de la confianza y la autoestima.

Hay que seguir hablando de sexo

Así como muchos padres tienen dificultades para hablar de sexo con sus hijos adolescentes, los ancianos también llegan a sentirse temerosos de consultar este tema con las generaciones más jóvenes de su familia. Lo mismo puede ocurrir en la dirección contraria. Hijos, o nietos, que se niegan a la posibilidad de tratar el tema con sus progenitores.

Las dificultades suelen extenderse a conversar al respecto con personas de la misma edad. Si es alguien por la que se siente atracción de alguna atracción resulta mucho más difícil, y hasta con psicólogos y terapeutas.

Pero al igual que durante la juventud, en la vejez el sexo sigue estando presente, y no se obtiene nada con querer ocultarlo . Además, superar el temor a disfrutarlo puede ayudar a que la última etapa de vida sea realmente placentera.

Cambios fisiológicos pero sigue la sexualidad

Tampoco se trata de negar la evidencia. El deterioro que sufre el cuerpo de una persona al llegar a la categoría de adulto mayor es evidente. Se pierden algunas capacidades, otras se ven disminuidas de manera importante, y las ‘aptitudes sexuales’ no están exentas de verse mermadas. Lo que de ninguna manera significa que se deba prescindir de la sexualidad.

Los cambios más notorios incluyen mayor tiempo para alcanzar una erección, así como dificultades para mantenerla. Los labios vaginales pierden elasticidad, lo mismo que el resto de la vulva. La viudez es otro factor que condiciona la sexualidad en la vejez. Estadísticamente hablando, las dificultades para que los hombres tengan una nueva relación son menores. Entre otras cosas, porque siempre se sentirán bajo el escrutinio público.

Sexualidad en la vejez: nada que ocultar

La ayuda de un profesional es importante para mantener la buena salud sexual durante este periodo. Las necesidades afectivas (o de cualquier otro tipo) siempre estarán presentes. Y nadie debe sentirse juzgado por disfrutar de su sexualidad.