OkSalud
Prevención

El sencillo truco que recomiendan los expertos para reducir el riesgo de ahogamiento en personas mayores de 60 años

El riesgo de ahogarse aumenta notablemente con la edad. Durante 2024, en España, 471 personas fallecieron por ahogamiento en entornos acuáticos. De ellas, un número importante se concentró en el grupo de personas mayores de 60 años. La franja de edad entre los 65 y los 74 años registró 47 fallecimientos, mientras que entre los mayores de 75 años se notificaron 73.

Estos datos se repiten en los primeros meses de 2025. Solo en mayo de este año, 44 personas perdieron la vida en incidentes relacionados con el agua, y la mayoría de los casos afectaron a adultos mayores. La localización más frecuente fue la playa, seguida de ríos y piscinas.

¿Cuál es el truco recomendado para que los mayores de 60 reduzcan el riesgo de ahogarse este verano?

Uno de los factores clave que interviene en el riesgo de ahogarse es la fatiga. El Ministerio de Sanidad alerta sobre el error de sobrestimar la propia condición física. En muchos casos, personas mayores que se adentran en el mar experimentan agotamiento y dificultades para regresar a la orilla.

Los expertos en salvamento acuático recomiendan no luchar contra la corriente ni insistir en regresar directamente a la playa. En su lugar, se sugiere mantener la calma, evitar el pánico y adoptar una posición de flotación en supino, es decir, nadar de espaldas mientras se mueven únicamente las piernas.

Este método permite mantener el rostro fuera del agua, facilita la respiración y conserva energía. La posición de espaldas minimiza la fatiga y retrasa los efectos del esfuerzo físico prolongado, lo que puede marcar la diferencia hasta que se llegue a una zona segura o se reciba ayuda.

Dicho esto, debe quedar claro que en esas circunstancias, la técnica para conservar energía se convierte en un recurso determinante.

¿Cómo se debe flotar con eficacia para evitar el ahogamiento?

Técnicas como la llamada flotación de hombre muerto, utilizadas en entrenamientos de la Marina de los Estados Unidos, enseñan a mantener la flotación sin consumir energía.

La práctica consiste en relajar el cuerpo, dejarse hundir ligeramente, y luego exhalar lentamente para emerger e inhalar con rapidez. El ciclo se repite de forma continua, priorizando el control respiratorio.

Este tipo de flotación no sólo permite mantener la superficie sin esfuerzo, sino que también ayuda a mantener el control mental. La ansiedad o el pánico tienden a acelerar la respiración, lo que agota más rápido al nadador y compromete su flotabilidad.

Al nadar de espaldas, la clave está en utilizar exclusivamente las piernas para impulsarse, dejando los brazos relajados junto al cuerpo o extendidos lateralmente para mejorar el equilibrio. Esto reduce el gasto energético y limita los movimientos bruscos que puedan causar mayor cansancio.

La respiración, otro elemento clave para evitar el riesgo de ahogarse

La técnica de respiración también desempeña un papel central en la reducción del riesgo de ahogarse. En natación, la inspiración debe hacerse por la boca para obtener mayor volumen de aire en menos tiempo. La espiración, en cambio, se realiza por la nariz, para evitar la entrada de agua en los pulmones.

Algunos nadadores utilizan pinzas nasales para bloquear la entrada de agua y centrar toda la ventilación en la boca. Aunque no se recomienda su uso prolongado, puede ser un recurso útil para quienes no consiguen adaptarse a la técnica de exhalación por la nariz.

A su vez, es fundamental mantener un ritmo respiratorio constante:

Esta dinámica evita la acumulación de dióxido de carbono en los pulmones, reduce la sensación de ahogo y mantiene la calma bajo el agua.

Precauciones del Ministerio ante el aumento de muertes en verano

El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad insiste en que los ahogamientos se pueden evitar si se siguen ciertas recomendaciones básicas: