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¿Qué es el quiste del conducto tirogloso?

Aunque en principio se trata de un problema sencillo de tratar y fácil de extraer, el quiste del conducto tirogloso exige una pronta intervención. Toma nota.

  • Francisco María
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El conducto tirogloso va desde la lengua hasta la parte inferior del cuello. Allí se va formando un tubo en simultáneo con el desarrollo de las gandulas tiroideas, en las primeras semanas de gestación. Este tubo debería cerrarse unas semanas después de iniciado el desarrollo embrionario, convirtiéndose en un cordón. Si no se cierra completamente, deja un espacio en el que se almacena moco y líquido o tejido sobrante de la tiroides. En estos casos, durante el embarazo se forma un quiste del conducto tirogloso, que se suele diagnosticar a partir de los 2 años de edad.

La relación con el tiroides

La glándula tiroides se encuentra en la parte delantera del cuello. Es una de las glándulas que componen el sistema endocrino. Además genera hormonas.

Los quistes pequeños normalmente no poseen síntomas. No se detectan hasta que sale un bulto en la parte anterior del cuello. Pero si el quiste se infecta, la piel se enrojece, el bulto aumenta de tamaño y duele, algunas veces produce fiebre. En ocasiones puede crearse un absceso que abre la piel y genera pus. Produce dificultad para comer y respirar.

El médico, para diagnosticar, realiza una revisión física y analiza el historial médico. La ecografía se puede utilizar para confirmar la presencia del quiste del conducto tirogloso. Este examen también permite verificar que la glándula tiroidea esté en su sitio.

La solución es la intervención quirúrgica para extirparlo. Si el quiste está infectado hay que tratarlo previamente con antibióticos. Así se evita que el quiste se reproduzca o que la infección pueda atacar otras partes del cuerpo. Si se creó un absceso también habrá que drenarlo primero para luego realizar la intervención.

La operación del quiste del conducto tirogloso

Para esta cirugía se efectúa una incisión en el cuello y se extirpa el quiste con el conducto tirogloso completo. Esta es la forma de prevenir que se vuelva a formar el quiste por restos microscópicos. Se cierra la herida con puntos y se cubre. Es una cirugía rápida, el mismo día puede comer y al siguiente día puede volver a la casa.

Normalmente no hay complicaciones. Sin embargo puede originar un hematoma, que la herida sangre o que se infecte. También puede haber bloqueo de las vías respiratorias.

El quiste puede reaparecer en 5 de cada 100 casos. Puede ocurrir si el paciente tuvo más de dos infecciones o si requirió un drenaje antes de la cirugía. Es más común que suceda en niños menores de dos años.

El quiste del conducto tirogloso no es una patología común, pero es muy importante atenderlo lo antes posible. Si conoces todo sobre este quiste podrás tener a la mano las opciones para identificarlo y actuar rápidamente.