¿Cómo evitar las lesiones de menisco? Los mejores trucos y recomendaciones
El menisco, esa estructura semicircular elástica que funciona a modo de cuña entre las superficies del fémur y la tibia que entran en contacto, tiene una formación muy similar a la del cartílago que encontramos en nuestras orejas. Como tal, es posible que padezcamos allí diversas lesiones. ¿Cómo evitar las lesiones de menisco?
Especialmente aquellas personas que tienden a sobre exigirse en el entrenamiento, y más aún cuando han dejado atrás su juventud hace algún tiempo, deben ser cuidadosas con esta estructura.
Y es por eso que, considerando como las traumáticas suelen ser las más habituales para este elemento duro pero elástico del organismo, queremos enseñarte a evitar las lesiones de meniscos.
¿Se puede prevenir una lesión de menisco?
La respuesta a la anterior pregunta es que sí, a tal punto que existe vasta evidencia científica que indica que el menisco interno suele verse más afectado que el externo, que los hombres son más propensos a meniscos dañados que las mujeres, y que las flexiones y torsiones son la principal causa de dolor, seguida por el desgaste o la degeneración de las células que los componen.
En cualquier caso, y a diferencia de lo que ocurre con otras partes del cuerpo, la mayoría de las lesiones de meniscos son muy difíciles de predecir y prevenir ya que, como comentábamos, normalmente se generan como síntoma de un giro brusco de la rodilla sobre el pie fijo.
En síntesis, podemos decir que hay métodos para reducir el riesgo de una lesión de meniscos, aunque lejos estaremos de tener la certeza de no pasar por esta molesta situación.
Entonces… ¿cómo evitar las lesiones de menisco?
Bien, es probable que la primera recomendación para evitar las lesiones de meniscos no te guste demasiado porque tiene que ver con limitar la actividad o el entrenamiento.
Uno de los consejos que dan los especialistas, en este sentido, es que se busque fortalecer la musculatura de la zona, aumentando la masa muscular para que sea ésta la que absorba el mayor impacto del ejercicio, y que el peso del cuerpo no recaiga tanto en los meniscos, perjudicándolos.
Otra sugerencia útil es que, sin abandonar tu entrenamiento y ante el diagnóstico preciso de unos meniscos débiles, modifiques tus sesiones adaptándolas a esa vulnerabilidad que te está latente.
Puedes, por ejemplo, realizar la misma actividad pero ya no en un parque o un gimnasio, sino dentro de una piscina, para que el tren inferior no note tanta resistencia.
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