Animales Animales con habilidades humanas

Cerdos gamers y abejorros futboleros: ¿por qué enseñamos habilidades humanas a los animales?

Estas investigaciones pueden dar lugar a interesantes descubrimientos

Multitud de desarrollos tecnológicos se inspiran en los animales

Los estudios también promueven la mejora del bienestar de los animales en sus entornos

Cerdos Gamers

Peces dorados que son capaces de ponerse a los mandos de un coche, abejorros a los que les encanta jugar al fútbol y cerdos aficionados a los videojuegos. No son ideas para el guion de una nueva película de dibujos animados protagonizada por animales ni tampoco el producto de un mal sueño o de delirios provocados por la fiebre.

Hablamos de investigaciones serias, de riguroso carácter científico y dirigidas por expertos en diversos campos cuyo trabajo tiene todo el sentido del mundo. Porque todavía nos queda mucho por saber acerca de cómo funciona la inteligencia animal, cuestión que también nos sirve para comprender nuestras propias capacidades cognitivas como seres humanos.

Ciertamente, no parece que tenga mucho sentido enseñarles a los animales habilidades propias de los seres humanos que no necesitan para desarrollarse y prosperar en su entorno natural. La pregunta es, por tanto, por qué interesa esto a los científicos.

Ampliar los límites cognitivos

Como explica Scarlett Howard, profesora de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Monash (Melbourne, Australia): «hay muchos estudios que pretenden ampliar los límites cognitivos de lo que los animales son capaces de hacer fuera de los escenarios naturales».

«Las investigaciones cognitivas ecológicamente irrelevantes en animales son pruebas experimentales que carecen de una clara relevancia ecológica para el animal en términos de inspiración, diseño, implementación y aplicabilidad». Sin embargo, dichos estudios, asegura la profesora, sí que tienen valor para una enorme variedad de aplicaciones y campos.

Los cerdos no dejan de sorprendernos: estos animales también pueden jugar a videojuegos, según un estudio.
Los cerdos no dejan de sorprendernos: estos animales también pueden jugar a videojuegos, según un estudio.

Inteligencia

Uno de los grandes beneficios de enseñarles a los animales habilidades humanas que no requieren para sobrevivir es que permite comprender mejor cómo piensan, aprenden y toman decisiones en entornos complejos e inesperados. Lo cual nos sirve para comparar su inteligencia con la de otras especies, y también con la inteligencia del propio ser humano.

Por ejemplo, la ciencia ha probado que las urracas son capaces de reconocer su propia imagen ante un espejo, una habilidad que hasta tiempos muy recientes se creía que era exclusiva de los grandes simios y de los seres humanos.

Lo cual significa que los componentes intelectuales que hacen posible el autorreconocimiento humano se encuentran no sólo en especies muy cercanas, como ocurre con los homínidos, sino que también están presentes en familias completamente diferentes, con una historia evolutiva totalmente distinta, como es el caso de los córvidos.

Cuervos, animales de gran inteligencia.

Tecnología

La investigación ecológicamente irrelevante con otras especies fomenta además el desarrollo de nuevos avances tecnológicos. Lo cual conecta directamente con la biomímesis, ciencia que trata de imitar a la naturaleza en la búsqueda de soluciones a los problemas humanos.

Los ejemplos son abundantes: las alas de los aviones y su forma aerodinámica similar a las alas de los pájaros; robots que se mueven como insectos; materiales de gran resistencia inspirados en la tela de araña o sistemas de navegación como el sónar que se fijan en la ecolocalización de murciélagos y defines.

¿Y qué aportan en este sentido los experimentos ecológicamente irrelevantes? Pongamos el caso de los ingenieros de drones que estudian el vuelo de las libélulas.

Para ellos podría ser muy revelador comprobar cómo responden estos insectos ante obstáculos y cambios no previstos en su entorno natural, de cara a obtener información adicional que sirva para optimizar esta tecnología. Este es sólo uno de los muchos ejemplos posibles.

Bienestar animal

Otro argumento a favor de estos experimentos, realizados según criterios éticos respetuosos con otras especies, es que pueden contribuir al propio bienestar animal.

Así sucede con el ya citado caso de los abejorros a los que se les enseñó a trasladar una pelota hacia la meta, cuestión que llegaron a hacer sólo por diversión, como sucede con los humanos cuando jugamos. Esta suerte de fútbol para himenópteros dejó interesantes hallazgos para los investigadores.

«El juego no se limita a los humanos, sino que es un fenómeno observado en muchas especies animales (…). Se cree que contribuye al desarrollo saludable y al mantenimiento de las capacidades cognitivas y motoras de un animal, lo que puede, por ejemplo, beneficiar las estrategias de búsqueda de alimento, y se considera un aspecto importante del bienestar animal», explican los autores de esta investigación.

Videojuegos para cerdos

Algo similar ocurre con otra curiosa investigación con cerdos, a los que se les enseñó a manejar un joystick para que pudieran jugar a un videojuego sencillo cuyo objetivo era mover un cursor a cambio de una recompensa. En este caso también se trataba de entender mejor cómo funciona su cerebro para proporcionarles un entorno en el que se sientan más cómodos.

«En las últimas dos décadas, las investigaciones sobre la cognición en animales de granja han aumentado significativamente, en parte debido a sus implicaciones para las obligaciones éticas hacia ellos, así como para las decisiones relacionadas con su producción, cuidado y manejo», exponen los responsables de esta investigación.

Ciertamente, se trata a de estudios poco usuales, pero que a menudo dan valiosos frutos tanto para los seres humanos como para los propios animales, lo cual demuestra que son, a fin de cuentas, mucho más relevantes de lo que parece.