Prevención y tratamiento del estrés emocional
¿Cómo se gestiona el estrés emocional? Hay algunas situaciones cotidianas que nos producen momentos de estrés, toma nota de estos consejos.
El estrés es una emoción que aparece como una respuesta adaptativa de nuestro organismo a determinados estímulos o demandas. Todos podemos sentirnos estresados eventualmente, pero el estrés excesivo o prolongado/crónico representa un riesgo a la salud física y mental. Actualmente, se habla mucho sobre los diferentes tipos de estrés y cómo pueden afectarnos en el día a día. A continuación, te invitamos a saber más sobre el estrés emocional, sus síntomas y algunos métodos para gestionarlo positivamente.
¿Cuáles son los diferentes tipos de estrés?
Antes de nada, debemos entender que el estrés no siempre es malo. Se trata de una parte importante del mecanismo de defensa que nos permite reaccionar en contextos de peligro inminente.
En términos médicos generales, podemos hablar de tres grandes tipos de estrés: el agudo, el agudo episódico y el crónico. El primero es el más común y deriva de las exigencias del presente o pasado reciente, que nos llevan a proyectar presiones sobre el futuro.
Cuando una persona tiene estrés agudo de forma permanente, suelen producirse casos de estrés agudo episódico y estrés crónico. Generalmente, ello ocurre cuando están sometidas a una intensa y constante presión, acumulando muchas responsabilidades y teniendo dificultad de organizar su rutina.
Pero, ¿qué es el estrés emocional?
Si hablamos de estrés emocional, nos referimos a una sobrecarga de tensión, la cual conlleva a una fatiga emocional que suele estar acompañada de síntomas físicos. En realidad, todo episodio de estrés implica un impacto emocional. Ello es indispensable para que, cuando nuestro cerebro de “una orden”, nuestro cuerpo sea capaz de reaccionar y preservar su integridad.
Sin embargo, cuando este estrés emocional se produce de manera intensa y reiterada, ante circunstancias cotidianas o problemas sencillos, pueden producirse síntomas más graves. Algunos ejemplos son:
- Imposibilidad de enfrentarse a situaciones cotidianas.
- Alteraciones de humor frecuentes y-o repentinas.
- Falta de motivación: no solo para las obligaciones, sino también para realizar actividades que resultaban placenteras.
- Falta de concentración y confusión que conllevan al impulso de resolver de manera apresurada las actividades y tareas cotidianas.
- Disminución de la calidad del sueño o insomnio.
- Alteraciones en el apetito y trastornos alimentarios.
- Somatizaciones: dolor de cabeza o de estómago, reacciones en la piel, etc.
- Incremento de la ansiedad, ataques de pánico o depresión.
¿Cómo manejar el estrés emocional?
Los mayores riesgos asociados al estrés emocional provienen del incremento de la cantidad de estímulos cotidianos que pueden ocasionarlo. Así como de la creciente dificultad de las personas en gestionarlo. En términos prácticos, ello significa que cada vez más cosas nos estresan y no sabemos cómo lidiar con los factores estresantes de nuestra rutina.
Pero todos podemos aprender métodos eficaces para gestionar y prevenir el estrés emocional. A continuación, compartimos algunos consejos:
- Ser observador: estar atento a los primeros síntomas de estrés para reaccionar oportunamente.
- Evitar sobrecargas: es importante tener consciencia al asumir responsabilidades, principalmente en el ámbito laboral. La idea de intentar controlar todo es, en la práctica, imposible para cualquier ser humano. Es esencial delegar tareas y aprender a confiar en la capacidad de los demás, trabajando en equipo para alcanzar objetivos comunes.
- Organizar la rutina: también es fundamental aprender a organizar las tareas de nuestro cotidiano, estableciendo prioridades y plazos realistas. Las metas que trazamos, tanto en nuestra vida personal como profesional, deben ser alcanzables a corto y mediano plazo.
- Adoptar hábitos que nos permitan momentos de relajación: los ejercicios físicos, las prácticas de meditación y relajación, así como las actividades recreativas y el entretenimiento, son fundamentales para equilibrar nuestro estilo de vida. No solo nos permiten relajar y desconectar de las obligaciones cotidianas, sino también impactan positivamente en nuestro estado general de salud.
Por último, recuerda no tener vergüenza de pedir ayuda. Al sentirse sobrecargado y percibir que tiene dificultad de organizar su rutina, no dudes en buscar ayuda de profesionales expertos.
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