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Los posibles peligros de someterse a una operación de cirugía estética en Turquía

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ha advertido a todas aquellas personas que realizan turismo sanitario en Turquía que extremen la precaución y asegurarse del nivel de calidad del centro y qué facultativos elegidos les van a realizar la intervención. En los últimos meses, al menos 4 ciudadanos españoles han fallecido como consecuencia de someterse a intervenciones quirúrgicas de tipo cosmético, y que un número parecido están sufriendo graves secuelas. Ante esta grave situación que vienen denunciando no sólo los pacientes que han tenido consecuencias no deseadas para su salud después de realizar este tipo de prácticas, sino la comunidad médica española, mostramos algunos de sus peligros.

En primer lugar, elegir una opción donde estas intervenciones cuestan de media un tercio de lo que valen en España, debe hacer pensar de dónde recortan sus recursos. En una operación de reducción de estómago cuyo coste tiene una media de 10.500 euros en nuestro país, pasar a los 3.500 en una clínica turca, ya indica datos contradictorios, ya que se necesita un quirófano totalmente equipado, personal médico, enfermero, auxiliares y, por supuesto, anestesista especializado.

Por otra parte, antes de realizar una operación se debe llevar a cabo un estudio pormenorizado de la situación clínica del paciente, entre otros motivos para saber qué anestesia necesitará y si correrá peligro con ella. La limpieza, desinfección del quirófano es una premisa indispensable para evitar infecciones graves que también tiene coste y empleo. Evidentemente, no todas las clínicas turcas tendrán el mismo baremo, pero hay que estudiar y saber dónde se llevan a cabo y qué prestigio tienen valorando diferentes indicadores.

Algunos pacientes eligen clínicas simplemente porque así ha trascendido su publicidad al ir de boca en boca su enclave por gente que se había operado allí y que no ha tenido complicaciones.

Y es que, en caso de viajar a Turquía para someterse a un tratamiento de este tipo, se reitera enfáticamente recomendar la máxima precaución y comprobar el nivel de calidad del centro y de los facultativos elegidos.

Las autoridades sanitarias de la Unión Europea alertaron el pasado mes de marzo de un brote de botulismo donde se han visto afectadas 87 personas de diferentes países por operaciones estéticas en pacientes que viajaron a Estambul.

Trasplantes capilares

El turismo sanitario en Turquía comenzó hace una década, principalmente al llevar a cabo trasplantes capilares baratos. El precio podía ser un 40% más barato que España, por lo que se popularizó a través de las redes sociales. Ofertas que ofrecían el precio de la intervención con transporte, interprete y en muchos casos, alojamiento incluidos. De manera espectacular, el crecimiento y fama fue notable en toda Europa.

En estos casos y, a diferencia de las operaciones de reducción de estómago para adelgazar, los casos complicados únicamente les llevaron a situaciones severas para el cuero cabelludo, por lo que no trascendían de la misma manera que ahora debido a que no llevaban a la muerte del paciente como es el caso de las cirugías bariátricas y en este caso las cirugías estéticas.

Los requisitos para poder operarse en Turquía suelen ser que el paciente tenga un IMC máximo de 35 si tiene enfermedades asociadas, como hipertensión o diabetes. En el caso de que el paciente no tenga enfermedades asociadas, el IMC debe ser a partir de 40 o superior.

Otro de los ejemplos de la situación de cirugías estéticas en Turquía es que el tiempo de ingreso medio para pacientes de obesidad es de tres días, pero lo normal es que permanezcan alrededor de una semana, con lo cual, se incrementan los costes porque los posibles acompañantes y el paciente deben pagar por su estancia durante más días.