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Para pacientes y familiares

Nueva guía con pautas para volver a conducir tras un daño cerebral

'Volver a conducir tras un daño cerebral. Guía para pacientes y familiares' cuenta con el aval de la DGT

Ictus, accidentes de tráfico, tumores e infecciones son los causantes más comunes de daño cerebral adquirido

¿En qué consiste el daño cerebral adquirido?

«Somos gallegos. Un accidente de moto nos cambió la vida. Lo dejamos todo y vinimos. Aquí nos encontramos con un gran equipo que con cariño, constancia y rehabilitación nos ha devuelto la esperanza. Hoy nuestro hijo tiene calidad de vida», declaran Moncho y Delia, los padres de Toni, según recoge la Red Menni de Daño Cerebral de las Hermanas Hospitalarias.

«La Red Menni se centra esencialmente en la rehabilitación de personas con daño cerebral (…) En la Red Menni de Daño Cerebral aunamos competencia técnica y calidad humana para rehabilitar, acompañar y cuidar a personas con daño cerebral», constatan a través de su página web.

Red Menni presenta ahora una guía elaborada por el hospital Aita Menni (Red Menni de Daño Cerebral), con el aval de la Dirección general de Tráfico (DGT), para informar a las personas que han sufrido ictus o alguna otra forma de daño cerebral, a sus familiares y a los profesionales sobre los aspectos a tener en cuenta antes de volver a conducir vehículos de motor.

El texto, de 16 páginas, bajo el título ‘Volver a conducir tras un daño cerebral. Guía para pacientes y familiares’, ha sido redactado por Andrea Gallardo, neuropsicólogo clínico, y el doctor José Ignacio Quemada, del Hospital Aita Menni, Red Menni de Daño Cerebral, quienes afirman que «las secuelas derivadas de un daño cerebral pueden interferir con la capacidad para conducir o suponer un riesgo para la seguridad vial».

El primer capítulo de la guía, tras una introducción, está centrado en enumerar las diversas secuelas derivadas de un daño cerebral y que pueden afectar a la capacidad de conducir, tales como, las sensoriales (visuales, auditivas, equilibrio, táctiles, etc.), motoras (hemiplejias, hemiparesias, ataxia, espasticidad, etc.), crisis epilépticas, alteraciones emocionales y conductuales (irritabilidad, problemas con el control de impulsos, conductas socialmente inadecuadas…) y alteraciones cognitivas (problemas de atención y de comprensión de signos y señales, alteración de las habilidades visoespaciales y las funciones ejecutivas, desorientación topográfica, etc.).

A continuación, en Volver a conducir tras un daño cerebral. Guía para pacientes y familiares, se recoge la normativa legal respecto a la conducción tras una lesión cerebral, y finalmente, la última parte está dedicada a los pasos a seguir para poder volver a conducir tras recuperarse de una lesión cerebral.

Causas más comunes

«Cuando hablamos de daño cerebral adquirido (DCA) hacemos referencia a una lesión cerebral que irrumpe de súbito en la vida de una persona. El ejemplo más claro es el de los traumatismos cráneoencefálicos graves secundarios a accidentes de tráfico. Otras causas de daño cerebral que pueden provocar pérdidas importantes de autonomía son los ictus, los tumores cerebrales y las infecciones», destaca la Red Menni, que constata que «el abanico de severidad y de posibles secuelas del daño cerebral es muy amplio, desde la recuperación completa hasta los estados vegetativos» y que «algunas de las secuelas pueden afectar de manera significativa a la autonomía del paciente y modificar también la situación de las familias».

Las causas más comunes del daño cerebral, enumera y comenta la Red Menni, son:

  1. Traumatismos craneoencefálicos. Un traumatismo craneoencefálico (TCE) es un golpe en la cabeza lo suficientemente intenso como para alterar el nivel de conciencia o causar una fractura craneal. La mayor parte de las personas que sufren un TCE son jóvenes que han tenido accidentes laborales o de tráfico. Otra fuente de TCEs son las caídas (sobre todo en niños y ancianos), las agresiones y los golpes sufridos practicando una actividad deportiva o de riesgo.
  2. Ictus: infartos y hemorragias cerebrales. Los ictus o accidentes cerebro-vasculares (ACV) están provocados por problemas de riego cerebral. Los ictus se pueden producir por obstrucciones de las arterias -trombosis- o por rotura de las arterias -hemorragias-. La palabra derrame hace referencia a este último tipo de ictus. La extensión del área cerebral afectada, la localización de la lesión y la edad del paciente son los tres factores que inciden de manera más clara en el cuadro clínico que emerge a los días o semanas del ictus. Así, podemos tener pacientes en estado vegetativo que plantean sobre todo necesidades de cuidados, mientras que en el otro extremo otras personas recuperan la salud en días o semanas.
  3. Anoxia cerebral. Es la falta de oxígeno en el cerebro y puede estar motivada por una parada cardiaca, un ahogamiento, una intoxicación por monóxido de carbono, un atragantamiento u otros trastornos del sistema respiratorio. Las anoxias prenatales o perinatales también son causas frecuentes de lesión cerebral.
  4. Tumores. Como en el caso de los traumatismos, la supervivencia en los tumores cerebrales está aumentando. Ello da lugar a situaciones de personas que sobreviven a esta grave enfermedad pero que han de afrontar procesos de rehabilitación.
  5. Encefalitis. La causa más frecuente es la infección por herpes virus. Este tipo de infección afecta a los lóbulos temporales y frontales de manera preferente. Los problemas de memoria y de lenguaje, así como los cambios emocionales y de conducta son comunes en los casos más graves.