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Una nueva familia de medicamentos se postula como futuro de la terapia contra la esclerosis múltiple

Los inhibidores de la BTK son un nuevo tipo de fármacos, aún en fase de investigación, que podrían suponer una nueva opción terapéutica para el control de la enfermedad

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Diego Clemente López y Aida Orviz han sido los ponentes de la última sesión del encuentro «Nuevos avances y desafíos en esclerosis múltiple», durante la cual se han explicado cómo funcionan y qué utilidad pueden tener los inhibidores de la BTK para tratar esta condición.

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica del sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal). Tiene un curso impredecible y, mientras puede ser moderada en algunos pacientes, en otros sus manifestaciones pueden ser graves y discapacitantes. Afecta a 55.000 personas en España.

Diego Clemente, investigador principal del Grupo de Neuroinmuno-reparación del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo y la Red Española de Esclerosis Múltiple (REEM), es el director del curso sobre esta enfermedad que acaba de celebrarse en la sede de la UIMP en Santander. Junto con Aida Orviz, de la Unidad de Enfermedades Desmielinizantes del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid ha compartido en el encuentro su visión sobre un nuevo tipo de fármacos, aún en fase de investigación, que podrían suponer una nueva opción terapéutica para el control de la enfermedad.

Así fucionan

La tirosina quinasa de Bruton es una proteína que cumple una función en el desarrollo y maduración de un tipo de células del sistema inmunológico llamadas linfocitos B. Los medicamentos que inhiben su acción interrumpen parte de los procesos por los cuales el propio sistema daña la capa de mielina que protege los tejidos del sistema nervioso, un mecanismo clave en la esclerosis múltiple. De hecho, por su mecanismo de acción, se contempla que esta familia de medicamentos pueda ser útil en diversas enfermedades autoinmunes.

Hay seis medicamentos de esta clase en fase de desarrollo clínico para tratar la esclerosis múltiple. Tres de ellos también se están estudiando como tratamiento de la urticaria, la artritis reumatoide y el lupus.

Como ha explicado Orviz, algunos ensayos de inhibidores de BTK para esclerosis múltiple han mostrado una reducción de las lesiones en los tejidos nerviosos observadas en resonancia magnética.

Para Clemente, el protagonismo de estos fármacos en los encuentros científicos internacionales les ha elevado a la categoría de «tema candente» entre los neurólogos, con avances «vertiginosos».

También ha destacado que la investigación en este campo es un excelente ejemplo de colaboración público-privada, orientado y basado en la ciencia con el apoyo de compañías privadas que, en su experiencia, han «dejado hacer» a los investigadores, «incluso aunque las preguntas que se planteen no sean exactamente las mismas que nos haríamos si el propósito de la investigación fuera puramente académico», y augura un futuro en el cual los inhibidores de BTK estarán presentes en el área de las terapias para la esclerosis múltiple.