Qué motivos alteran el sueño en verano
Durante el periodo estival no conseguimos dormir con la misma facilidad con que lo hacemos el resto del año. En este artículo te explicamos qué motivos alteran el sueño en verano. Básicamente se tratan del calor y del mayor número de horas de sol. Esto acaba provocando, entre otras cosas, que recurramos a los aires acondicionados, a dormir con las ventanas abiertas o a utilizar ventiladores. Ninguna de estas soluciones es aconsejable para la salud.
Cuando la temperatura es demasiado elevada en el momento de acostarnos, por encima de los 22 grados, corremos el riesgo de sufrir despertares nocturnos o problemas para conciliar el sueño. Aquellos que optan por refrescar el cuarto abriendo las ventanas acaban sufriendo los ruidos del exterior, pero algo similar ocurre también con los que usan el aire acondicionado. El sonido constante de estos aparatos tampoco ayudará en nuestro objetivo de descansar.
Otro motivo que alterará nuestro descanso serán los cambios en los ciclos de luz-oscuridad. Durante el periodo estival se incrementan las horas de luz natural, anocheciendo más tarde y por lo tanto eso acabará afectando a nuestro reloj biológico que se dejará llevar por el sol. La noche durará menos tiempo en comparación con el invierno.
Los cambios de hábitos en el día a día también influyen en el descanso nocturno, sobre todo porque durante la etapa de vacaciones nos levantamos más tarde, comemos con menos control y fuera de las horas habituales y contamos con unos horarios totalmente distintos a los habituales. Esta irregularidad acabará afectando al organismo en el momento de dormir.
En vista de que el descanso por la noche no es el más adecuado y que disponemos de más tiempo libre, resulta habitual que realicemos la siesta. Está demostrado que unos 20 minutos pueden servir de gran ayuda para reponerse de los esfuerzos de la primera fase del día, pero tampoco hay que excederse con el tiempo ni tampoco retrasarla mucho porque puede implicar que se retrase aún más el sueño por la noche.
A todo esto se le puede sumar el jet lag provocado por los viajes a países lejanos, en donde una persona puede llegar a tardar entre 4 y 6 días en adaptarse al huso horario, afectando este cambio de manera importante sobre el sueño.
Entre otras cosas, para dormir a la perfección en verano habría que ventilar el dormitorio durante las horas previas a meternos en la cama, mantenerse hidratado y llevar una dieta equilibrada y saludable, en donde las frutas y verduras ocupen un lugar preferencial.
Es preciso cenar al menos un par de horas antes de acostarse, tomando alimentos ligeros, con pocas calorías. También se debe moderar la ingesta de pasteles, dulces, bebidas alcohólicas y refrescos.
En cuanto a la temperatura que debe tener el dormitorio, debe rondar entre los 20 y 22 grados. En el caso de que no le quede más remedio que dormir con las ventanas abiertas, la recomendación de los expertos es colocarse unos tapones en los oídos para aminorar el ruido que pueda llegar de la calle.
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