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Las cinco enfermedades más comunes en primavera

Durante la primavera es necesario reforzar las medidas de higiene

Para muchas personas, la primavera es la estación más hermosa del año. Tras superar el frío invierno, el buen tiempo y la floración dan un toque de alegría a ese entorno oculto bajo las nubes. Mejorando también nuestro estado de ánimo. Sin embargo, existe un aspecto que, al contrario que el resto, se resiente con su llegada. Hablamos de la salud. Existen ciertas infecciones o enfermedades cuyo riesgo aumenta durante los próximos tres meses. Como por ejemplo, el asma o la conjuntivitis. ¿Qué otras afecciones activan la señal de alarma?

Astenia primaveral

El síntoma más recurrente es la sensación constante de fatiga.

Más que una enfermedad, la astenia primaveral es un trastorno exclusivo de esta época que no requiere tratamiento alguno. Entre sus variados síntomas destacan los dolores musculares, la ansiedad, una sensación casi permanente de fatiga, pérdida de peso, fiebre o cambios en el ritmo intestinal. Todos ellos desaparecen con el paso de los días.

Varicela

La varicela es más común entre los niños.

La primavera crea un entorno favorable para la proliferación del virus varicela zoster. La mayoría de casos se dan en niños menores de 15 años, aunque también puede observarse en gente de mayor edad. El peligro radica en la facilidad de su contagio, que acto seguido provoca en el paciente erupciones cutáneas, fiebre y malestar general.

Infecciones de la piel

Protege tu piel de los hongos y las bacterias.

Los hongos y las bacterias recuperan fuerzas con la llegada del buen tiempo, ampliando también su foco de actuación. Para prevenir este tipo de infecciones, los expertos recomiendan evitar los cambios bruscos de temperatura y los baños prolongados, utilizar más ropa de algodón y secarse bien después de la ducha. La piel es una de las partes del cuerpo más delicadas.

Alergias

La alergia al polen reina durante los meses de primavera.

Aunque la mayoría de personas alérgicas ven el polvo como su principal enemigo, el polen también es un adversario a tener en cuenta. La elevada pluviosidad del invierno favorece la germinación de las plantas y su consecuente polinización. Los meses más problemáticos para los alérgicos al polen son mayo y julio.

Deshidratación

Los mayores de 50 tiene un riesgo mayor de sufrir deshidratación.

La deshidratación entre niños y ancianos también aumenta en primavera, hasta alcanzar su punto culmen en verano. En el organismo, el agua se encarga de regular la temperatura corporal, facilitando la digestión, lubricando las articulaciones o transportando los nutrientes. Con dos litros de agua al día, estas funciones permanecerán en perfecto equilibrio.