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¿Es bueno seguir haciendo ejercicio si tenemos agujetas?

Lo que debemos hacer si tenemos agujetas es volver a realizar los ejercicios que las produjeron

Seguro que si alguna vez has sufrido la molesta sensación que generan las agujetas, habrás oído que alguien te dice que es o bien porqué no has calentado lo suficiente antes de ese sobre esfuerzo físico al que seguramente no estás acostumbrado, o que para combatir las agujetas causadas por el deporte, debes hacer más deporte. Descubrimos si es bueno seguir haciendo ejercicio si tenemos agujetas.

Si te interesa saber qué hay de cierto en estas afirmaciones, sigue leyendo porque en el artículo de hoy te lo explicamos todo sobre las agujetas: descubrirás lo que son exactamente y por qué aparecen, despejarás tus dudas, dejarás de creer en mitos y aprenderás a como evitarlas para que entrenar deje de suponer para ti una molestia que te impida moverte durante las 48 horas posteriores.

¿Sabes lo que son exactamente las agujetas?

Este término se suele emplear para hacer referencia al dolor, la debilidad y la rigidez que aparece tras poner en práctica alguna rutina de ejercicio excéntrico o trabajo negativo, como por ejemplo el que se realiza al subir escaleras, trotar o correr cuesta abajo, bajar pesas o al bajar cuando hacemos sentadillas y flexiones.

Aparecen entre las 12 y las 24 horas posteriores al ejercicio, tienen su pico de intensidad entre las próximas 24 y 72 horas y deben deberían desaparecer entre los 3 y los 5 días después de haber hecho el ejercicio.

La verdadera causa de su aparición y cómo evitarlas

Aunque se suele decir que se producen a causa de la acumulación de ácido láctico que acaba cristalizando, lo cierto es que las agujetas aparecen tanto por microrroturas que se producen en las fibras musculares o por el incremento local de la temperatura en los músculos. Esta teoría menciona que durante la práctica del ejercicio el músculo se calienta y en algunas zonas se producen esas microlesiones que comentábamos en primer lugar.

Así pues, si quieres evitarlas, lo mejor que puedes hacer es, como hemos dicho, calentar antes de hacer ejercicio y aumentar la intensidad del mismo de forma paulatina. Recuerda la importancia de mantenerte hidratado antes, durante y después del ejercicio, y cuida tanto tu alimentación como tus horas de sueño.

Si tras terminar el entrenamiento, también dedicas unos minutos a estirar y a recuperar movilidad articular, también lograrás evitar la aparición no solo de agujetas sino también de posibles lesiones.

En este caso aunque se suela decir que el mejor remedio es beber agua con azúcar, no debes darle demasiada importancia, simplemente sigue los consejos mencionados y verás como te olvidas de las agujetas durante un tiempo.

También se recomienda hacer ejercicio de manera progresiva, de menos a más y no al revés porque si no nos cansaremos más y no rendiremos lo mismo.

De esta manea el cuerpo se acostumbra a este esfuerzo y así cada día podemos ir mejorando y aumentando nuestro esfuerzo. Esto sucede en todas las disciplinas. Un día saldremos a correr y cada día podemos hacer un poco más hasta llegar a hacer 1, 3 o 4 kilómetros más. Esta progresión depende de cada persona y del tiempo que se dedique al deporte.

De la misma forma que calentamos y estiremos antes del ejercicio, para evitar lesiones también debemos hacerlo tras el ejercicio. Quizás en menor intensidad pero es importante porque hemos realizado mucho esfuerzo y no podemos parar en seco.

Con unos 7 minutos a los estiramientos finales de los grupos musculares que has utilizado en los ejercicios es suficiente para reponernos a no ser que hayas hecho mucho esfuerzo y entonces el calentamiento final también debe ser algo más extenso.

¿Es cierto que debemos hacer más deporte para que desaparezcan?

Efectivamente, una de las peores cosas que podemos hacer es reposo e inactividad, pues las articulaciones necesitan movimiento y al continuar moviéndote (aunque duela un poco) evitarás que los músculos se queden rígidos, lo que podría aumentar el dolor, así que una vez hayas identificado ese dolor como agujetas leves y no como una lesión, deberías continuar haciendo ejercicios pero con una intensidad un poco más baja, para que tu cuerpo se adapte poco a poco a la actividad y se vaya recuperando.

Si pones en práctica este consejo que tantos años lleva circulando gracias a la cultura popular, al realizar de nuevo ejercicio entonces lograrás aumentar el riego sanguíneo de la zona y en consecuencia motivarás el aporte necesario de nutrientes y oxígeno, además de ayudar a la recuperación muscular.

Eso sí, si las agujetas son demasiado intensas, cesa la actividad: no dejes de moverte (es decir intenta caminar siempre que puedas) pero no sigas haciendo ejercicio hasta que el dolor se esté esfumando.