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¿Hasta qué edad deben dormir la siesta los niños?

Los adultos agradecen descansar unos minutos después de la comida. Ese reposo, que no debe prolongarse más allá de los 20 minutos les permite incrementar la capacidad de concentración y liberar tensiones. Sin embargo, en el caso de los pequeños de la casa, ¿es tan conveniente que echen la siesta? ¿Hasta qué edad deben dormir la siesta los niños?

Los menores con edades entre los 3 y los 8 años deben descansar entre 9 y 10 horas como mínimo al día. Los más pequeños deben prolongar aún más este sueño. En algunos casos suelen repartirse las horas entre la noche y la siesta, pero quizás fuese más conveniente que se durmiese todo ese tiempo de forma seguida.

Una investigación que recoge la publicación ‘Archives of Disease in Childhoood’ desvela que los niños que continúan durmiendo la siesta una vez que rebasan los dos años suelen contar con una peor calidad del sueño en la infancia. El descanso está visto por los profesionales y padres como un método más de fomentar la buena salud.

Los responsables de este estudio eran investigadores de la Escuela de Psicología de la Universidad Tecnológica de Quensland, en Australia. Su propósito era conocer el impacto que podía tener la siesta sobre la calidad del descanso de los niños durante la noche, su salud física y la conducta. Se dedicaron a analizar todas las investigaciones que había hasta la fecha relacionadas con las siestas de los menores de 5 años. Encontraron 26 estudios sobre un total de 781.

Una de las conclusiones más importantes es que echar una siesta después de los dos años puede provocar en los niños más problemas a la hora de conciliar el sueño, disminuyendo además el tiempo que pueden dormir a diario. En lo que respecta a la influencia de todo esto sobre el desarrollo, salud y comportamiento, los resultados no fueron tan evidentes, ya que variaban según los patrones de edad.

En cualquier caso, quedo evidente lo importante que es el sueño para los menores, sobre todo para restablecer el equilibrio psicológico y físico. Resulta necesario para el desarrollo y bienestar del niño, ayudando a los procesos de memoria y de atención, y consolidación del aprendizaje.

En el caso de los adultos, la siesta de 15-20 minutos no tiene tanta influencia en el descanso de la noche, ya que no crea tantos problemas para conciliar el sueño. No es como si por la tarde durmiéramos dos o tres horas de siesta.