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¿A qué edad dejan de crecer los niños y las niñas?

Los niños y niñas no dejan de crecer en las primeras etapas de su vida. ¿A qué edad se paraliza dicho crecimiento?

El crecimiento es un camino vital para el organismo, permite la transformación total del cuerpo. Son cambios hormonales, físicos y emocionales que marcan el tránsito hacia la adultez. En líneas generales, los niños dejan de crecer a los 21 años. En el caso de las niñas, el aumento en el número de centímetros se ve fuertemente interrumpido 12 meses después de la primera menstruación, y el proceso se detiene por completo a los 17 años.

Existen tres patrones básicos en el ritmo de crecimiento, que varían de individuo a individuo. Aquel que abarca desde el nacimiento hasta los primeros 36 meses de vida, cuando los bebés crecen muy rápido. A continuación, desde la niñez hasta la pubertad, donde la ganancia es más pausada y estable. Y por último la adolescencia, etapa en donde se acelera nuevamente el ritmo.

El crecimiento de los hombres suele ser más prolongado y gradual. En promedio alcanzan unos 13 centímetros más que las mujeres, desarrollando más músculo y mayor fortaleza ósea. En las niñas el desarrollo es más intenso y breve, pero son más propensas a acumular grasas.

Entonces, ¿cuándo dejan de crecer los niños?

La paralización del proceso de crecimiento se realizará dependiendo del inicio de la pubertad y de la lentitud o rapidez con la que se lleve a cabo el proceso. Como ya se comentó más arriba, mayoritariamente se considera que dejan de crecer los niños a los 21 y las chicas a los 17 años. Pero no es una ciencia completamente exacta.

El aumento de talla desde el inicio durante la adolescencia, supone en las mujeres alrededor del 20% de su talla en la etapa adulta, unos 22 y 27 cm. Los hombres durante este periodo ganan entre 25 y 30 cm. Sobre la báscula, la ganancia anual es bastante similar en los dos sexos, entre ocho y nueve kilogramos.

¿Cómo predecir la altura?

Existen varias fórmulas para predecir la altura final de un niño. Una de los métodos más utilizados es mediante la observación de la estructura ósea, específicamente los huesos de la mano y de la muñeca izquierda. Esto es gracias a que en este punto se puede apreciar la cantidad de cartílago que aún queda disponible. Cada niño y niña tiene su propio ritmo de crecimiento, condicionado en gran medida por los genes de ambos progenitores. Lo más importante es garantizar que crezcan sanos y fuertes. No hay que olvidar lo indispensable que es también es cumplir con todos los controles pediátricos.