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Dr. Rafael Matesanz: «La sanidad española está dañada, se asemeja a un gigante con los pies de barro»

"La donación en parada cardiaca en la que empezamos a trabajar en 2010 ha significado una revolución en la última década"

"Sin investigación no hay progreso posible y lo que a ello se dedique siempre va a ser una inversión a corto o largo plazo"

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

El doctor Rafael Matesanz es actualmente el presidente del comité científico de la Fundación Mutua Madrileña, pero en su biografía destaca, sin duda alguna, haber sido el creador y fundador de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), galardonada, junto con The Transplantation Society (TTS), con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 2010. Ha sido jefe de sección de Nefrología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y forma parte de sociedades, Institutos, organizaciones científicas o consejero en comités internacionales de donación de órganos. En OKSALUD, entrevistamos a este reputado nefrólogo para que aborde los cambios y necesidades, no sólo de nuestra Sanidad, sino de cómo ve la ONT en la actualidad.

Pregunta.- Fundador de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), asesor de la OMS en esta materia, ¿cómo ve con el paso del tiempo la trayectoria de este admirable proyecto de trasplantes que un día puso en marcha?

Respuesta.- Afortunadamente sigue gozando de muy buena salud y muestra cada día toda su fortaleza. Como toda la sanidad y la sociedad española en general, pasó por momentos muy difíciles como consecuencia del Covid, pero a día de hoy las cifras de donación y trasplante están a punto ya de alcanzar niveles prepandemia. Hay que decir que la gestión de la actual directora, la Dra. Domínguez Gil, está siendo muy positiva porque no es fácil conducir la ONT en situación basal y mucho menos con las dificultades surgidas.

P.- En estos momentos se llevan a cabo trasplantes que quizá hace años no nos hubiéramos ni imaginado, como en La Paz, el trasplante de intestino con donación en asistolia, cardíacos, o los siempre complejos, pediátricos… ¿Hasta dónde llegaremos?

R.-Una de las ventajas de gestionar los trasplantes es que nunca te aburres.  Es un campo en el que siempre se están produciendo novedades. En el trasplante de órganos, la donación en parada cardiaca en la que empezamos a trabajar en 2010 ha significado una revolución en la última década y ya representa la tercera parte de todos los donantes en España. Sin ella nos habríamos estancado sin remedio. De igual manera, se ha avanzado muchísimo en la preservación de órganos tras la extracción con una prolongación del tiempo hasta que se trasplanta, que puede mejorar enormemente, por ejemplo, el envío de órganos a grandes distancias para elegir el receptor más adecuado. Se abren puertas a intervenciones controvertidas desde el punto de vista ético como el trasplante de útero, asistimos en Estados Unidos a los primeros trasplantes de órganos de animales aún con un éxito relativo, pero que no tardarán en estar entre nosotros.

Y eso sólo en los órganos, porque la gran revolución en el tratamiento de los cánceres hematológicos, las células CAR-T, en el fondo, son también un trasplante celular que ya se hace en bastantes hospitales españoles y que está cambiando el pronóstico de numerosas enfermedades.

P.-Sin embargo, hemos desatendido nuestro Sistema Nacional de Salud al que le faltan recursos y que parece que todo unido no tiene sentido.

R.-Se puede decir que las dos crisis, la económica del 2008 y la del Covid, han dejado muy tocado al SNS y nos han hecho ver que lo de la mejor sanidad del mundo era solo una ensoñación. Probablemente, sería más adecuado decir que la sanidad española se asemeja más a un gigante con los pies de barro. Somos capaces de proporcionar asistencia de altísimo nivel, y no sólo en trasplantes, sino también en oncología, enfermedades raras o cualquier otro proceso complejo y, sin embargo, la atención primaria está seriamente tocada y los tiempos de espera para consultas, pruebas y cirugía están disparados y cada vez más. Es absolutamente necesario que el gobierno que salga de las urnas se tome en serio la sanidad (lo que lleva sin ocurrir bastante tiempo), coloque a alguien que realmente conozca el sistema y no amateurs como es habitual y se dediquen cantidades importantes a lo que es un pilar fundamental del estado de bienestar.

P.- Por ende, también se ve afectada la investigación con irregulares ayudas económicas que casi siempre parten de proyectos privados.

Va en paralelo a la asistencia y si faltan recursos para ésta, la investigación va a remolque. Por desgracia, tampoco es que la iniciativa privada en general, y salvo honrosas excepciones como esta de la FMM, aporte demasiados fondos.

P.-Sin embargo, y pese a los frenazos económicos, somos un país
eminentemente investigador en el ámbito de la salud.

Así lo ponen de manifiesto, por ejemplo, las publicaciones científicas de alto impacto donde ocupamos un puesto más que digno y por supuesto, la gran labor que desarrollan en Europa y Estados Unidos los numerosos investigadores españoles que ha tendido que emigrar para seguir su carrera. Es un problema estrictamente de financiación.

P.-¿Algún día nos daremos cuenta de lo importante que es tener en nuestro país una sólida investigación científica y una industria potente?

R.-Sólo hay que mirar que los países que mejor resistieron la crisis
económica fueron los que más recursos dedicaron a la investigación e
incluso los aumentaron en los momentos difíciles, a diferencia de lo que hizo España, que los disminuyó. El problema radica en gran medida en el cortoplacismo de los gobiernos que no ven rentabilidad electoral a corto plazo en la inversión en investigación. Debería ser una política de estado, pero me temo que el clima político imperante lo hace imposible.

P.-Dentro de la Fundación Mutua Madrileña, puede contribuir a potenciar algunos estudios. Será difícil su elección con tan numeroso talento del que disponemos.

R.-No es fácil desde luego. En los últimos años, venimos a financiar alrededor del 30% de los proyectos presentados y puedo asegurar que si por calidad fuera habría que financiarlos prácticamente a todos porque además el nivel va mejorando año tras año. Afortunadamente, contamos con un comité científico de gran nivel y muy experimentado en esta selección. El hecho de que los criterios sean muy estrictos es fundamental para la credibilidad del proceso entre todos quienes concurren a él y de hecho se ha implantado una auditoría interna continua que garantiza que el proceso de selección se lleva a cabo de la forma más adecuada.

P.- He leído que todos los progresos son producto de la investigación; no es un gasto sino una inversión. ¿Cómo ve el mundo de la salud en la próxima década?

R.- Efectivamente, sin investigación no hay progreso posible y lo que a ello se dedique siempre va a ser una inversión a corto o largo plazo, es como una hucha de la que tarde o temprano se van a obtener frutos. El mundo de la salud va a tener que convivir con la enorme paradoja de que se produzcan avances espectaculares en todos los campos de la medicina, pero cada vez sea más difícil para los sistemas de salud hacerlos llegar a toda la población por su elevadísimo coste.