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Dolor crónico: ¿Por qué mejora en verano y cómo aprovecharlo?

El dolor crónico es un problema de salud significativo en países desarrollados, y en España, según el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad aproximadamente el 18% de la población padece algún tipo de dolor crónico musculoesquelético.

Este tipo de dolor afecta a huesos, articulaciones, músculos y estructuras circundantes y puede ser causado por diversas patologías. La experiencia del dolor implica tanto aspectos físicos como emocionales y requiere un abordaje multidisciplinario para su tratamiento.

Según la anestesista anestesista especialista en tratamiento del dolor de Onelife Center,  Raquel Arellano Pulido,  en verano, muchas personas con dolor crónico musculoesquelético experimentan una mejora significativa en su sintomatología. Esto puede atribuirse a varios factores:

    • Aumento de la producción de vitamina D: La exposición al sol durante el verano favorece la síntesis de vitamina D en la piel. La vitamina D desempeña un papel fundamental en el metabolismo óseo y también se ha relacionado con la disminución del dolor crónico musculoesquelético. Niveles adecuados de vitamina D pueden reducir la incidencia de dolor óseo y muscular generalizado.
    • Cambios en la presión atmosférica: Los cambios bruscos en la presión atmosférica y la humedad pueden influir en el dolor que sufren algunos pacientes, especialmente aquellos con patologías reumáticas. La presión atmosférica más alta en las zonas costeras durante el verano puede disminuir la sensibilidad al dolor en las articulaciones afectadas.
    • Aumento de la temperatura: El calor del verano puede aumentar el flujo sanguíneo y la extensibilidad del tejido conectivo, lo que disminuye la rigidez articular y las contracturas musculares, aliviando así el dolor.
    • Disminución de la actividad física: Durante las vacaciones de verano, muchas personas reducen su actividad física y el sobreesfuerzo en ciertos grupos musculares y articulaciones. Esto puede mejorar el dolor asociado con la actividad laboral o el ejercicio excesivo.

Efecto Placebo

Desde el punto de vista psicológico, el fenómeno conocido como «efecto placebo estacional» podría estar influyendo en la mejora observada en los pacientes con dolor crónico durante el verano. Según la opinión profesional de Anushik Harutyunyan, psicóloga especialista en dolor de Onelife Center,  las condiciones del verano ofrecen un ambiente propicio para la reducción del estrés y la mejora del bienestar general de los pacientes, lo que a su vez puede modular su percepción del dolor.

De hecho, un estudio realizado en 2014 por investigadores de la Universidad de Basilea encontró que el efecto placebo era más fuerte en los meses de verano que en los de invierno, especialmente en los pacientes con depresión.

El efecto placebo estacional sugiere que los cambios ambientales y las expectativas positivas asociadas con una temporada particular, como el verano, pueden influir en la respuesta del cuerpo al dolor y en la percepción del mismo debido a diversos factores que recalca la doctora Harutyunyan:

Mejora transitoria

La doctora Anushik Harutyunyan recalca que  es importante destacar que la mejora del dolor durante el verano no es permanente, pero puede ayudar a que los pacientes se sientan más motivados durante el resto del año y favorecer su recuperación.

Aquellos pacientes con dolor crónico que experimentan una mejora en verano deben seguir las recomendaciones de los especialistas que los tratan y no suspender ningún tratamiento sin consultar con expertos. Además, es crucial que realicen actividades apropiadas y eviten «sobreexigencias» que puedan generar lesiones mayores.

En conclusión y según las opiniones de ambas expertas, el verano puede tener un impacto positivo en el dolor crónico musculoesquelético debido a la exposición al sol y la producción de vitamina D, cambios en la presión atmosférica, el aumento de la temperatura y la reducción del estrés. Aprovechar las oportunidades para realizar actividades al aire libre y sociales también puede ayudar a mejorar el bienestar general de los pacientes con dolor crónico. Sin embargo, es esencial seguir las recomendaciones médicas y mantener una gestión adecuada del dolor durante todo el año para garantizar un tratamiento efectivo y una mejora sostenible en la calidad de vida de los pacientes afectados.