La diplopía, el problema de visión doble de Marc Márquez

Analizamos con un oftalmólogo especialista qué es y cómo puede afectar esta patología que sufre el piloto de Moto GP.

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Marc Márquez, en el box de Honda.

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Marc Márquez vuelve a sufrir diplopía tras el fuerte accidente que tuvo en el GP de Indonesia el pasado 20 de marzo, a causa de un traumatismo craneoencefálico y que ya le tuvo de baja durante tres meses el pasado invierno.

Según informó Repsol Honda a través de un comunicado oficial el 22 de marzo, se confirmaba esta lesión óptica que fue diagnóstica tras “una conmoción cerebral y varios traumatismos menores”. Los cuales, como consecuencia, le han provocado “una parálisis recurrente del cuarto nervio óptico del ojo derecho”.

Un mal golpe en una curva puede conllevar lesiones que obliguen a los pilotos a retirarse durante un tiempo prudencial de los circuitos.  Es lo que le ha ocurrido al catalán con este nuevo episodio de visión doble que le impide acercarse a una moto de carrera y, por tanto, a competir.

¿Cómo y por qué afecta la diplopía a Marc Márquez?

La diplopía es por definición la visión doble. “La parálisis del cuarto par craneal, que es un nervio que da la inervación a uno de los músculos del ojo, el oblicuo superior, es la causa más frecuente de diplopía vertical en gente joven”, explica el oftalmólogo Rafael Freiría, especialista en la clínica Oftalvist de esta patología.

“Ocurre cuando el cerebro recibe dos imágenes diferentes, una del ojo izquierdo y otra del derecho, y como consecuencia percibimos dos imágenes diferentes superpuestas. Además, el cuarto par  craneal tiene la particularidad de ser el par craneal más delgado y con un trayecto intracraneal más largo, lo que lo hace ser el más susceptible de lesiones por traumatismos craneoencefálicos cerrados, sobre todo la región frontal o en el vértex”, añade.

En algunos casos, esta diplopía tiene como origen en un defecto congénito (de nacimiento) de este nervio. Sin embargo, el caso del piloto catalán es a consecuencia de un traumatismo craneoencefálico y, por tanto, “se trata de una parálisis adquirida, que tienen peor pronóstico, ya que no se han establecido los mecanismos de adaptación cerebrales que si ocurren en los niños que nacen con este problema o lo adquieren en etapas tempranas de la  vida”.

El doctor Freiría aclara que ante este diagnóstico lo prudente es esperar a que se reduzca la inflamación y ver si hay una recuperación parcial o total de la visión doble:  “si el músculo y el nervio del cuarto par regeneran podemos dejar de tener diplopía”.

Sin embargo, para Marc Márquez no es la primera vez y ya fue intervenido quirúrgicamente hace unos años por este tipo de lesión. “Lo que ha ocurrido es que tras repetidos traumatismos craneales ha vuelto reproducirse el problema. Es posible que si no hay mejoría en los próximos meses deba volver a intervenirse”, apunta el doctor Freiría de Oftalvist.

Sobre la imposibilidad de seguir compitiendo a causa de esta diplopía, el doctor Freiría destaca que, “una lesión en el cuarto par craneal produce un aumento de la visión doble cuando inclinamos la cabeza hacia el lado del ojo dañado”. En el caso del piloto “cuando toma las curvas tiene que inclinar mucho su cuerpo y cuando lo hace hacia el lado derecho, donde tiene la lesión, la diplopía se vuelve más intensa (las imágenes se separan más entre sí) y es más difícil compensarla, por lo que es dificulta mucho su capacidad de conducción”.

¿Qué soluciones hay para corregir la diplopía?

Según el especialista de la clínica oftalmológica Oftalvist, en pacientes que no son deportistas profesionales, lo habitual “es un tratamiento conservador durante un plazo de hasta 6 meses desde la lesión en espera de una resolución. Mientras tanto, se puede reducir la incomodidad de la visión doble mediante la colocación de prismas en una gafa, de cara a conseguir un perfecto alineamiento de los ojos en posición primaria de la mirada, al frente, y en posición de lectura, o incluso la inyección de toxina botulínica en uno de los músculos para acelerar la recuperación”.

Pero cuando el paciente no quiere llevar gafas, no tolera el prisma o,  “la desviación es más severa, la opción adecuada es la cirugía”, explica el doctor. “Cuando realizamos la cirugía de estrabismo para la diplopía, los resultados suelen ser más satisfactorios, ya que tratamos la causa del problema, mientras que con la gafa tratamos las consecuencias, y generamos una dependencia de ellas difícil de llevar en personas activas”. 

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