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Cómo mejorar la alimentación de tu familia

Cada vez que nos sentamos a la mesa para comer en familia estamos consiguiendo muchos más beneficios de lo que piensas. Se trata de un método muy eficaz para mejorar la comunicación entre padres e hijos, y además servirá para que los más pequeños se vayan adaptando a comer de todo y adquieran a una edad lo más temprana posible los hábitos saludables de los mayores. A continuación te explicamos cómo mejorar la alimentación de tu familia. Procura ser un ejemplo para los pequeños de la casa para puedan crecer sanos y fuertes.

En primer lugar evitaremos comprar comida precocinada, como pueden ser los productos congelados, así como alimentos como pizzas, hamburguesas o perritos. Siempre existe la posibilidad de prepararlos nosotros en casa de una manera más sana. Por lo general, esta comida rápida cuenta con altas cantidades de calorías y grasas, así que no se aconseja para el correcto desarrollo de los niños.

No puedes poner como excusa la falta de tiempo para elaborar los menús en casa. Es posible que por semana tengas muchos problemas para cocinar, pero no ocurre nada si preparas los platos el fin de semana y luego los congelas. Siempre que se pueda hay que decantarse por alimentos frescos y la comida casera, que serán más ricos y bajos en sal. No pasa nada por salir a cenar fuera de vez en cuando. El problema está en que no se debe comer siempre platos precocinados y congelados.

Aprendizaje en la cocina

Puedes implicar a tus hijos en las tareas de la cocina. Se sentirá más importante adquiriendo una serie de responsabilidades. Además pasaréis un rato juntos y podrá probar los platos que haya elaborado o en los que haya participado.

En toda alimentación saludable no pueden faltar las frutas y verduras. Se recomienda consumir al menos cinco piezas diarias. Procura que tu frigorífico esté repleto de vegetales, en lugar de dulces. Intenta usar la imaginación para que los más pequeños de la casa se sientan atraídos por las verduras y hortalizas, así que no dudes en tirar de imaginación. Tanto en el desayuno como en la merienda encajan a la perfección las frutas, lo que convertirá estas comidas aún en más sanas.

Es importante que toda la familia se reúna en torno a la mesa, ya sea al mediodía o a la hora de la cena. Se aprovechará así para ponerse al día de la jornada, al tiempo que se fortalece el núcleo familiar. Es importante que los padres den ejemplo en la comida, y se comporten con educación, además de comer todo tipo de platos, sin excepciones.

Si lo que deseas realmente es involucrar un poco más a los niños en los menús, lo mejor es que te acompañen al supermercado. Se sentirán muy importantes si se tiene en consideración su opinión. Ellos podrán participar en la elección de algunos alimentos, pero a cambio deberán comprometerse a probar otros que no les agradan tanto. La comida debe ser un placer y no una obligación para ellos.