Cómo hidratamos la piel
"Beber una mayor o menor cantidad de liquido es prácticamente irrelevante para la hidratación cutánea"
Leemos de modo recurrente que debemos beber dos litros de agua al día para hidratar nuestra piel. Está bien beber dos litros de agua al día, incluso es lo recomendado, háganlo, pero sabiendo desde ahora, que es lo mejor para su cuerpo aunque implique pocos cambios en el aspecto de su piel, y muy poca cantidad llegue a ella o influya en su bienestar.
Para una persona sana y con una dieta equilibrada, el beber una mayor o menor cantidad de liquido es prácticamente irrelevante para la hidratación cutánea.
Cuando bebemos agua, ésta pasa de nuestro intestino a nuestros órganos. Es importante ingerirla durante las comidas para favorecer la digestión y absorción de las proteínas. Nuestros riñones funcionan mejor y con más facilidad en la eliminación de elementos tóxicos. Todos los órganos van a recibir un mayor o menor aporte de esa agua, y todos la necesitan (desde nuestros pulmones a nuestro cerebro), pero muy poca llega realmente a la piel, y mas allá de ello, lo relevante en la consecución del objetivo de lograr una piel hidratada dependerá más de evitar «la perdida de agua» que del aporte de ésta del exterior.
¿Cómo es esto posible? ¿Cuál sería, entonces, la mejor manera de hidratar la piel? La respuesta sencilla sería «evitar que se deshidrate», recordando que el agua de la piel se evapora y sólo la barrera lipídica protectora puede reducir esa evaporación. En la composición de nuestro cuerpo somos agua en un 90% y de ella el 30% está en la piel. Y, además, nuestra piel es el órgano mayor de nuestro cuerpo con dos metros cuadrados de superficie expuesta al exterior y a las condiciones ambientales.
La piel nos ayuda a relacionarnos, pero a cambio nos expone y es la primera barrera de protección, de comunicación y/o de aislamiento. Perdemos agua a través de la piel como mecanismo de la regulación de temperatura con la transpiración (al sudar conseguimos reducir la temperatura corporal, mediante la termorregulación por la que nuestro cerebro envía ordenes a millones de glándulas sudoríparas de nuestra piel).
Pero, además, por un fenómeno de osmolaridad tendemos a equilibrar el nivel de agua de nuestra superficie con el de nuestro entorno. En climas más secos tendemos a perder más agua en la piel, y en climas más húmedos nuestra hidratación se mantendrá más estable.
Factores de los que depende nuestra hidratación:
De la humedad ambiental. A mayor sequedad ambiental, más agua perderemos por equilibrio. Lo ideal son los climas húmedos, con poco viento.
Temperatura ambiental próxima a la temperatura corporal para evitar la pérdida de líquidos como mecanismo termorregulador. Evitar las temperaturas extremas o los cambios bruscos de temperatura.
De nuestra genética y capacidad de respuesta
Y de una manera sencilla de la existencia de una barrera que impida la perdida de agua. Esa barrera es lipídica.
Qué hacer para evitar la destrucción de la barrera lipídica
Reduzcamos la higiene corporal a una vez al día con geles o jabones suaves, poco perfumados y temperatura del agua tibia, en duchas cortas.
Evitemos los exfoliantes en exceso y esponjas irritantes, incluso «frotar» con las toallas (mejor secar con «toquecitos»).
Cuidado con los irritantes químicos de algunos productos cosméticos.
Reduzcamos la exposición a factores contaminantes ambientales como el tabaco.
Qué hacer para recuperar la barrera lipídica
En primer lugar, mediante el aporte de cremas hidratantes con productos grasos y emolientes. Podríamos decir que la mejor hidratación es evitar perder agua mediante una crema con un gran nivel graso que evite la deshidratación, es decir que eviten que el agua se pierda evaporándose en la superficie. Esto plantea un conflicto pues las mejores cremas «hidratantes» en cuanto a la protección cutánea, tendrán una textura más grasa y generalmente este tipo de productos resultan más incomodos en la aplicación diaria. Adaptemos su uso a la comodidad usándolos tal vez por las noches.
En segundo lugar, las dietas ricas en grasas con omega-3 como frutos secos, pescado azul, entre otros, que aumentan la captación de agua cutánea.
Dormir bien, tanto en cantidad como en calidad del sueño. Durante el sueño se produce la reparación de todos nuestros órganos incluyendo la piel
Hay mucho que podemos hacer para mejorar la hidratación de la piel y lucir mas bellos, y aunque beber agua no sea uno de los factores determinantes no dejen de hacerlo por la salud del resto de su cuerpo.
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