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Cómo la comida rica en grasas debilita de forma rápida nuestras defensas intestinales

La comida rápida tiene un impacto veloz en las defensas de la microbiota

La industrialización y los avances en la medicina moderna han reducido sustancialmente las tasas de mortalidad por enfermedades infecciosas transmisibles y han prolongado considerablemente la esperanza de vida, se documenta en un ensayo de ‘Economics History Review.  

Sin embargo, se ha producido un aumento concomitante de enfermedades caracterizadas por la desregulación crónica de los procesos metabólicos e inmunológicos. Las enfermedades inflamatorias crónicas representan actualmente más del 87% de las muertes en los países de altos ingresos, como se indica en el estudio anteriormente mencionado.

Aunque los factores genéticos pueden contribuir a la susceptibilidad a enfermedades inflamatorias crónicas, el marcado aumento de estas afecciones en las últimas décadas indica un fuerte impacto de nuestro medio ambiente. Un factor clave es el aumento global de la prevalencia de la obesidad, con el consumo de dietas altas en grasas (HFD, de sus siglas en inglés) que plantea un desafío significativo para la salud pública. 

El impacto perjudicial de la exposición a largo plazo a la HFD está bien documentado con un aumento de la inflamación sistémica, disbiosis intestinal y perturbación metabólica. 3 Sin embargo, las consecuencias tempranas de la HFD en la homeostasis intestinal y la protección inmunitaria son menos comprendidas. Se cree que la alteración de la microbiota intestinal y la translocación bacteriana son eventos iniciadores que activan las células inmunitarias innatas, como se indica en un ensayo de ‘PLOs One’.

Nuevas evidencias científicas 

Un estudio dirigido por investigadores del  Instituto Walter y Eliza Hall (WEHI, Melbourne, Australia) se ha convertido en el primero en el mundo en desentrañar los efectos inmediatos de una dieta alta en grasas en nuestra salud intestinal.

Mediante el trabajo preclínico se descubrió que incluso unas pocas comidas ricas en grasas saturadas pueden causar inflamación en el cuerpo, a pesar de que los síntomas físicos (en forma de inflamación crónica) pueden tardar años en aparecer.

Estos hallazgos históricos, publicados en ‘Immunity’ son los primeros en mostrar con qué rapidez los alimentos que comemos pueden afectar nuestras defensas intestinales, allanando el camino para futuras intervenciones que podrían mejorar la salud intestinal y abordar la inflamación crónica.

Los investigadores descubrieron que la proteína protectora intestinal, IL-22, se agotó rápidamente en ratones después de sólo dos días de comer alimentos ricos en grasas.

Se espera que los resultados influyan en las pautas dietéticas centradas en formas de aumentar de forma natural nuestra protección intestinal y ayuden a generar nuevos métodos futuros para restaurar o aumentar la función intestinal de las personas que viven con enfermedades inflamatorias crónicas, como la enfermedad inflamatoria intestinal.

Amenaza silenciosa

Aún se desconoce en gran medida cómo surge esta inflamación y causa de la enfermedad celíaca. El Dr. Cyril Seillet, autor principal del artículo, ha declarado en un comunicado que los resultados han sido  un avance significativo que podría ayudar a identificar cómo se produce la inflamación crónica en su origen: «Hemos demostrado que cada comida que consumimos afecta activamente nuestra salud intestinal».

Y ha insistido: «Cuantas más grasas saturadas consumimos, más inflamación se acumula, debilitando gradualmente nuestras defensas intestinales y aumentando nuestra susceptibilidad a la inflamación crónica. Pero esta acumulación de inflamación es inicialmente silenciosa y permanece oculta en nuestro cuerpo hasta años después, cuando puede manifestarse como inflamación crónica».

Los investigadores pudieron detectar cambios microscópicos en la salud y función intestinal  incluso después de unas pocas comidas ricas en grasas, a pesar de no detectarse síntomas visibles de inflamación, como aumento de peso. «Esto demuestra con qué facilidad puede desarrollarse la inflamación sin señales de advertencia inmediatas», ha sentenciado el investigador.

Si bien las comidas ocasionales ricas en grasas no dañan la barrera protectora intestinal, una dieta alta en grasas saturadas constante sienta las bases para la aparición de inflamación intestinal crónica en el futuro.

Respuesta inmune rápida

A través del estudio, con el coautor principal y profesor jefe del laboratorio WEHI, Stephen Nutt, los investigadores también encontraron que la exposición a corto plazo a dietas ricas en grasas puede reducir la producción de IL-22, una proteína crucial que ayuda a controlar la inflamación intestinal. Es la primera vez que se demuestra el rápido impacto de las dietas ricas en grasas sobre esta proteína.

Le Xiong, que también ha participado en la investigación, ha determinado que las dietas ricas en grasas eran un doble golpe para nuestra barrera intestinal porque no solo promueven la inflamación, sino que también deshabilitan la capacidad del cuerpo para combatirla. «La IL-22 es una proteína crucial para la salud y la protección intestinal. Sin ella, el intestino pierde su capacidad para prevenir la inflamación. Bastaron sólo dos días de consumir alimentos ricos en grasas para que los ratones perdieran sus reservas de IL-22 y tuvieran una función intestinal deteriorada”, ha recordado.

El equipo observó que mientras que las grasas saturadas suprimen la producción de IL-22, las grasas insaturadas, como las que se encuentran en los frutos secos y los aguacates, en realidad hacen lo contrario y aumentan la producción de la proteína, un patrón que los investigadores creen que se replicaría en los humanos.

Potencial de intervención terapéutica

Los investigadores pudieron reconstruir la función intestinal de los ratones en el estudio al restaurar sus niveles de IL-22, lo que resalta el potencial de crear una intervención terapéutica que también pueda restaurar la salud intestinal en los humanos. Pero los investigadores quieren centrarse primero en formas de aumentar naturalmente los niveles de IL-22.

Los investigadores esperan que sus hallazgos influyan en las pautas dietéticas que enfatizan la importancia de incorporar grasas insaturadas en nuestras dietas para aumentar naturalmente la protección intestinal, al tiempo que promueven mejores estrategias basadas en la nutrición para las personas en riesgo de enfermedades inflamatorias crónicas.