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Casi la mitad de los pacientes con cáncer han perdido más de 10 kilos por la enfermedad

La prevalencia de la desnutrición es mayor y más grave en los pacientes de edad avanzada y en aquellos con cáncer de la vía digestiva superior, cabeza y cuello, y pulmón

La desnutrición afecta al 80% de pacientes con cáncer en fases avanzadas

El cáncer trae consigo algunas consecuencias que pueden afectar directamente a la recuperación del paciente. En este sentido, cabe destacar que 1 de cada 3 pacientes oncológicos presenta Desnutrición Relacionada con la Enfermedad (DRE), pero solo un tercio recibe el soporte nutricional que necesita. Asimismo, más del 40% de los pacientes con cáncer han perdido más de 10 kg como consecuencia de su tumor y más de la mitad han perdido un 10% de su peso. Estos son algunos de los datos que se recogen en la encuesta «Nutrition in cancer care» realizada por Nutricia, la división de nutrición especializada de Danone e IPSOS, con 700 pacientes de siete países de Europa, entre ellos España.

«La desnutrición en el paciente con cáncer se asocia al tratamiento oncológico dado que, dentro de la historia natural de la enfermedad, el paciente oncológico puede requerir un abordaje multidisciplinar en el que se incluye la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia. Desde el punto de vista pronóstico, el estado nutricional puede condicionar la evolución posquirúrgica de los pacientes porque puede verse alterado el proceso de cicatrización y, las complicaciones postquirúrgicas, pueden alterar los mecanismos de absorción intestinal y los mecanismos de deglución», explica la Dra. Vilma Pacheco del Servicio de Oncología del Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz (Madrid).

¿Tratamiento interrumpido?

Tal y como refleja la citada encuesta «Nutrition in cancer care», la prevalencia de la desnutrición está presente en numerosos tipos de tumores, con una mayor incidencia en el digestivo (50%), seguido del de cabeza y cuello (46%), pulmón (40%), hematológico (34%), ginecológico (32%), y colorrectal (31%). La prevalencia de la desnutrición es mayor y más grave en los pacientes de edad avanzada y en aquellos con cáncer de la vía digestiva superior, cabeza y cuello, y pulmón. Según los expertos, abordar la desnutrición es clave en los pacientes, ya que se asocia con un exceso de morbilidad y mortalidad, mayor riesgo de complicaciones, prolongación de la estancia en el hospital y peores respuestas al tratamiento oncológico.

La especialista apunta a que «dentro de la desnutrición se encuadra la caquexia tumoral, que representa el mayor grado de desnutrición y hasta en un tercio de los pacientes puede incrementar su morbimortalidad y conducir al fallecimiento. La caquexia por cáncer es un cuadro multifactorial en el que ocurre una pérdida involuntaria de peso y masa muscular esquelética, asociada (o no) a la pérdida de grasa corporal. La respuesta inflamatoria provocada por el tumor, la estadificación tumoral, el tipo de tumor, la ingesta y el tratamiento sistémico pueden influir en la evolución hacia caquexia tumoral».

Para los especialistas, el abordaje nutricional es clave porque 7 de cada 10 pacientes con cáncer en España han perdido peso durante el transcurso de su enfermedad y más de la mitad ha experimentado pérdida de masa muscular. Esta pérdida de peso ha impactado directamente en el cumplimiento del tratamiento: el 22% de los pacientes han considerado abandonar su tratamiento oncológico, un porcentaje que asciende al 29% entre los pacientes que han perdido peso y a un 35% en aquellos que han perdido más de 10 kg.

Los síntomas gastrointestinales son muy habituales en el paciente oncológico y su prevalencia es muy elevada, esto puede conllevar una interrupción del tratamiento, y por lo tanto comprometer la supervivencia. Concretamente, la diarrea y los síntomas gastrointestinales se presentan en el 75% de pacientes tras una radioterapia pélvica o abdominali, el 40% tras una dosis estándar de quimioterapia y en la totalidad de los pacientes con dosis altas de quimioterapia.

Tratamiento nutricional oncoespecífico

Cuando hablamos de cáncer, cada paciente es único por el tipo de tumor o tratamiento oncológico. Del mismo modo, los síntomas que impactan en su estado nutricional pueden ser múltiples y variados dependiendo del tipo de tumor y del tratamiento al que se sometan: sarcopenia (pérdida de masa muscular) y síntesis muscular, problemas de tolerancia y malabsorción, digestibilidad, necesidades energéticas aumentadas o disfagia. La sarcopenia, por ejemplo, está presente en el 39% de los pacientes oncológicos y está considerada como el predictor de peor supervivencia y toxicidad aumentada en oncología.

Según la encuesta de Nutricia, el 74% de los pacientes manifestó experimentar al menos un problema relacionado con la posibilidad de seguir una dieta adecuada, impactando este hecho directamente a su estado nutricional. Los cambios en su nutrición se han visto alterados por síntomas muy habituales como: boca seca (73%), falta de apetito (70%), estreñimiento (69%), náuseas (65%), pérdida del gusto (65%), diarrea (60%), vómitos (57%), llagas en la boca (57%) o dificultades al tragar (48%).

Casi la mitad de los pacientes reciben la información nutricional de la mano del oncólogo. Sin embargo, solo un 33% ha tenido consulta con un dietista o nutricionista mientras tenía cáncer. A pesar de la relevancia que tiene la nutrición médica especializada en el abordaje un cáncer, no siempre se incluye como parte del tratamiento que reciben estos pacientes.

Se hace necesario un apoyo nutricional específico para evitar la DRE, que puede surgir en casos de sarcopenia, de malabsorción y tolerancia, de problemas digestivos, disfagia o cuando se presentan necesidades energéticas aumentadas. Los facultativos señalan que en cada uno de estos casos la recomendación de suplementos nutricionales específicos pueden ser clave para sobrellevar la enfermedad.

«La intervención nutricional de mantenimiento se realiza una vez se objetiva deterioro del estado funcional y se intenta mejorar el aporte por vía oral mediante consejos nutricionales y valorar la indicación de suplementos. El objetivo en este caso es evitar la malnutrición y que las necesidades nutricionales queden cubiertas. En pacientes oncológicos está indicado valorar soporte nutricional si presentan desnutrición o riesgo de desnutrición, si la ingesta es <60% durante más de dos semanas y/o si es posible que el paciente no pueda ingerir alimentos durante una semana o más. La valoración de los pacientes debe ser individualizada porque pueden tener variabilidad en los requerimientos de lípidos/carbohidratos o de agua y sodio por lo que la indicación de tratamiento y seguimiento puede ser diferente. Los beneficios pueden ser a nivel del estado nutricional facilitando la ganancia ponderal, mejorando la calidad muscular y reduciendo la inflamación», asegura la experta.

La suplementación nutricional

El estudio expone que tan solo el 27% de los pacientes encuestados ha recibido suplementación nutricional. De ellos, el 78% afirma que le ha ayudado a mantener o mejorar su peso y el 85% declara que le ha servido como apoyo a lo largo del tratamiento.

Para los pacientes que padecen sarcopenia existen suplementos nutricionales que pueden aumentar o preservar la masa y fuerza muscular, promoviendo la síntesis proteica. En los casos en los que se manifiesten síntomas gastrointestinales, los especialistas pueden incluir un suplemento nutricional que mejore el estado nutricional y la tolerancia gastrointestinal para poder enfrentarse mejor al tratamiento oncológico. Hay opciones de alimentos de uso médico 100% lactoproteína sérica extensamente hidrolizada que pueden facilitar el vaciamiento gástrico y ayudan a mejorar la tolerancia y la absorción intestinal, reducen la incidencia e intensidad de la diarrea, mejoran el estreñimiento y otros síntomas GI y mejoran de forma significativa la intensidad de las náuseas y el dolor abdominal.

Por otra parte, el 54% de los pacientes oncológicos puede presentar problemas para tragar (disfagia). Esta puede aparecer en el paciente oncológico por síntomas comunes como la xerostomía, mucositis, fatiga o la edad (el 61% de los pacientes oncológicos es mayor) o el propio tratamiento oncológico[xv]. En radioterapia, de la parte superior gastrointestinal, el paciente puede sufrir disfagia y mucositis, que pueden limitar la ingesta de alimentos. Adicionalmente, los tratamientos oncológicos pueden afectar a la microbiota intestinal, lo que puede afectar a la digestión y provocar dispepsia.

Para estos últimos síntomas, los suplementos nutricionales plant based (basado en proteínas vegetales) pueden facilitar la ausencia de síntomas GI, así como ayudar a un incremento significativo del peso y del índice de masa corporal.