Beneficios de la sauna
Si todavía no has probado nunca las propiedades de la sauna, no pierdas más tiempo. Los beneficios del vapor de agua con numerosos. Entre otras cosas conseguiremos relajar la musculatura, dilatar pulmones y bronquios, eliminar los residuos de la piel, regular la presión de la sangre y fortalecer el ritmo cardíaco. No obstante, en este artículo te aportaremos más beneficios de la sauna.
Los orígenes de la sauna los encontramos en Finlandia, donde son muy comunes este tipo de instalaciones. Suele haber una media de dos por cada cinco personas. Los baños de sauna se reciben en una cabina de madera, en donde las paredes, asientos y escalones se componen de este material. Disponen de una estufa eléctrica sobre la que se colocan unas piedras que al calentarse permiten alcanzar unas temperaturas muy altas, a las que se vierte agua para generar el vapor de agua y aumentar la sequedad y temperatura del espacio.
Hasta los 110 grados
En las saunas se llegan a alcanzar entre los 70 y 110ºC. Esto variará en función del lugar donde nos coloquemos, ya que cuanto más arriba nos sentemos, más calor habrá.
Son numerosos los beneficios que nos puede reportar una sesión en la sauna. Gracias a las altas temperaturas se consigue la dilatación de los vasos capilares y poros de la piel, acabando así con los residuos tóxicos de la misma. En lo que se refiere al ritmo cardíaco, se multiplicará por dos o tres como si estuviésemos realizando ejercicio, por lo que se favorecerá la circulación sanguínea.
Los músculos se relajarán y se conseguirá una mayor elasticidad, proporcionando a nuestro cuerpo una sensación de mayor bienestar. La respiración es otro de los grandes beneficiados por los efectos de la sauna. Los bronquios se expanden y las vías respiratorias se desobstruyen.
Existe la creencia de que la sauna también nos ayudará a perder peso, pero eso es falso. Con el calor se perderá mucha agua, pero una vez que ingiramos líquidos se repondrán las pérdidas.
Cuándo tomar la sauna
Después de realizar ejercicio físico se aconseja esperar entre 20 y 30 minutos antes de meterse en la sauna. No hay que entrar con el estómago vacío y después de comer es preciso esperar en torno a una hora. También es recomendable darse una ducha de agua templada para a continuación secarse el cuerpo.
Una vez que entremos, el cuerpo nos pedirá a los 10-15 minutos que salgamos al exterior. Debemos prestarle atención y nunca estar mucho tiempo de seguido en el interior de la sauna. Cuando estés fuera procura que las vías respiratorias se enfríen y tómate una ducha de agua templada o fría. Intenta adquirir el hábito de salir y entrar cada poco.
Una vez que finalice la sesión en la sauna intentaremos reponer la pérdida de agua consumiendo mucho líquido. Aunque tenga una serie de beneficios para nuestro organismo, la sauna no está aconsejada para aquellas personas que sufran de hipertensión y de problemas del corazón. El calor de este espacio podría conseguir que la sangre se volviese más densa y provocar un fallo cardíaco.
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