¿Qué es el ASMR? Descubre sus efectos en el cerebro humano
Los orgasmos cerebrales son un tipo de sensación placentera imposible de definir o explicar
El ASMR, o Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma, es un fenómeno biológico que se caracteriza por una sensación placentera de calidez, relajación y hormigueo en la cabeza y el cuero cabelludo. Este comportamiento es una respuesta a varios estímulos visuales y auditivos que llevan al individuo a un estado de bienestar difícil de definir y explicar. Solo una de cada mil personas son capaces de experimentarlo, convirtiéndolo en una tendencia en alza del siglo XXI.
La realidad de los orgasmos cerebrales
El sonido de las uñas contra una superficie rígida, desenvolver un papel, agitar un bote de líquido o cepillar cuidadosamente el cabello son algunas de las acciones que provocan esta impresión indescriptible. Sin embargo, son los susurros los que multiplican este efecto, un orgasmo cerebral sin componente sexual. Según algunos estudios en la materia, el ASMR es muy similar a la sinestesia, es decir, la mezcla de sensaciones ante un mismo origen perceptivo.
Otra de las teorías que busca explicar este fenómeno es la capacidad cerebral de algunas personas de entrar en un estado de calma intensificado, percibiendo diferentes agentes externos de un modo más profundo y penetrante que el habitual.
Cómo alcanzar con éxito el ASMR
Como ya hemos visto con anterioridad, los susurros son la herramienta principal de aquellos que se dedican al ASMR, cuyo objetivo principal es relajar al usuario. El estudio de Baratt y Davis demostró que el 98% de los encuestados recurrían a él por este motivo. En cambio, el 82% lo hacía para conciliar el sueño y el 70% para lidiar con el estrés. ¿Qué otros factores activan el poder del ASMR?
- Momentos de atención personal sobre terceras personas. En este caso son muy populares los vídeos que simulan cortes de pelo, exámenes médicos, terapias psicológicas o sesiones de maquillaje.
- La manipulación cuidadosa de objetos o cualquier muestra de destreza en trabajos manuales y artísticos. Sobre todo, si los movimientos siguen un ritmo lento y acompasado.
- Los sonidos crujientes como el plástico, el papel de burbujas, una bebida efervescente o el celofán.
- También provocan el mismo efecto algunos sonidos cotidianos como el de una escoba barriendo el suelo, unas tijeras cortando el pelo, la tapa de un bote de conservas, alguien pasando las páginas de un libro o un lápiz rozando el papel.
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