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Alarma en el sector médico: el 38% de los oncólogos a punto de dejar su profesión por desgaste emocional

Se trata de uno de los principales problemas que afecta a los profesionales sanitarios y en particular a los oncólogos

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

El síndrome de desgaste profesional, conocido como burnout, se ha convertido en un problema creciente entre los profesionales sanitarios, afectando particularmente a los oncólogos, debido a las intensas demandas emocionales que esta especialidad conlleva. Según estudios recientes, hasta 1 de cada 4 profesionales considera cambiar su carrera y más de un tercio (38%) contempla dejar su profesión.

Estos datos evidencian una creciente preocupación respecto al desgaste profesional por su significativo impacto en los sistemas de salud y su posible repercusión en la calidad de la atención a los pacientes. Por este motivo, la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) junto con la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) han ahondado en las causas y consecuencias de este fenómeno en una rueda de prensa donde el Grupo de Resiliencia de ESMO ha dado a conocer sus recomendaciones para frenar el agotamiento profesional y mejorar el bienestar de los oncólogos en toda Europa.

El doctor Andrés Cervantes, presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), ha puesto en valor la creación en 2019 del Grupo de Trabajo de Resiliencia (RTF) de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) con el objetivo de apoyar el bienestar de los profesionales de la oncología a nivel mundial y para garantizar así el correcto tratamiento asistencial de los pacientes.

El burnout puede provocar problemas crónicos de salud, como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, obesidad y trastornos mentales, que pueden dar lugar a una disminución de la calidad de satisfacción profesional y una menor sensación de logro. Además, también se asocia con la reducción de las horas de trabajo, el absentismo, la jubilación anticipada de la práctica clínica y la reducción de la esperanza de vida.

Un estudio realizado en 2014 por ESMO reveló que más del 70% de los oncólogos jóvenes ya presentaba signos de agotamiento profesional. En los últimos años, y especialmente tras la pandemia covid, esta situación se ha agravado, con encuestas recientes que indican que hasta el 57% de los oncólogos europeos se sienten afectados por el burnout, y más del 40% están en riesgo de sufrir problemas de bienestar psicológico. En opinión del doctor Cervantes, el éxito del Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer y la reducción de las desigualdades en el acceso a la atención oncológica dependen de que esta crisis de desgaste profesional se aborde de manera urgente y coordinada.

«ESMO apoya firmemente la creación de una Directiva de la Unión Europea que aborde los riesgos psicosociales relacionados con el trabajo y que busque prevenir el burnout entre los profesionales de la salud. Las recomendaciones del Grupo de Resiliencia de ESMO son un recurso clave para demostrar que el problema no solo es real, sino que puede resolverse con acciones concretas y una voluntad decidida de todas las partes implicadas».

La doctora Elena Élez, miembro de los Grupos de Trabajo de Resiliencia de ESMO y SEOM, ha señalado que la tendencia en España va en línea con lo observado por la sociedad europea: «Tras la pandemia, en SEOM realizamos una encuesta y uno de cada cuatro médicos jóvenes había considerado cambiar de especialidad». A su juicio, «estas cifras son alarmantes y subrayan la necesidad de formación y seguimiento continuo desde el grado, la residencia y durante toda la carrera profesional».

Oncólogos saturados

Esta experta también ha asegurado que el desgaste profesional tiene un impacto directo en la calidad de la atención al paciente y en el propio Sistema Nacional de Salud. «Diversos estudios han demostrado que el burnout no solo puede repercutir en la atención al paciente, sino que también tiene repercusiones económicas. El problema radica en gran parte a que en muchas ocasiones no se detecta a tiempo». Por este motivo, ha destacado el trabajo de organizaciones como ESMO y SEOM para visibilizar el problema, pero, al igual que el Dr. Cervantes, hace un llamamiento a desarrollar estrategias y recursos concretos que permitan prevenirlo y abordarlo de manera eficaz.

Por su parte, el doctor César Serrano, secretario de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM): «La situación de la incidencia de burnout en la Oncología Médica en España no parece diferir de la del entorno europeo. Estos datos son preocupantes porque un impacto negativo del trabajo en el profesional médico acaba repercutiendo en la calidad asistencial y en el paciente. Es fundamental implementar todas las medidas posibles para mejorar el bienestar de los oncólogos en el día a día, para prevenir que ocurra el burnout, y si desgraciadamente ocurre, tener disponibles todos los recursos suficientes para una recuperación completa del profesional. En este sentido, se requiere una implicación transversal de múltiples estamentos como sociedades científicas, servicios de Oncología Médica y órganos de gestión sanitaria autonómicos y nacional».

Entre las principales estrategias propuestas para reducir el burnout y optimizar el bienestar de los profesionales de la oncología se encuentran: