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Receta de Sangría casera con fruta tropical y vino tinto

Si te apetece preparar una bebida refrescante llena de sabor, toma nota de esta sangría casera con fruta tropical y vino tineo. Te sorprenderá.

La sangría tiene una historia larga, que se arraiga en la Antigüedad romana cuando se bebía el vino especiado. En aquel tiempo era más sano beber vino que agua, porque esta no era usualmente potable y producía muchas infecciones estomacales, y el alcohol, en cambio, mataba gérmenes. De esta forma, hasta los niños tomaban vino especiado, elaborado con distintas especias para darle diferentes sabores. La sangría casera con fruta tropical y vino tinto es un derivado de aquella bebida antigua.

Esta costumbre se extendió a todo el territorio europeo, y en España empezó a llamársele sangría por el color rojo del vino. En Francia e Inglaterra, en los siglos XVIII y XIX, comenzaron a ponerle uvas francesas, y existían las variantes de sangría blanca, espumante y con melocotones, que se llamaba zurra. Pero fue en Andalucía donde se les ocurrió añadir frutas cortadas al vino especiado: la leyenda asegura que en una tina de vino de baja calidad le agregaron frutas frescas cortadas. Dejaron la preparación durante varios días, y al notar que el vino mejoraba decidieron ponerle también azúcar, ramas de canela y brandy. Así nació la refrescante sangría.

Ingredientes:

Cómo preparar una rica sangría casera con fruta tropical y vino tinto:

  1. En una jarra de vidrio suficientemente grande, colocar algunos cubitos de hielo.
  2. Verter el vino tinto.
  3. Exprimir el limón y las naranjas directamente en la jarra, cuidando que ninguna semilla se cuele. Remover brevemente.
  4. Cortar las frutas en trozos pequeños, del tamaño de un bocado.
  5. Añadirlas a la jarra y dejar reposar durante al menos una hora.
  6. Al cabo del tiempo, incorporar la soda y el azúcar, y por último las dos cucharadas de agua.

La sangría casera con fruta tropical y vino tinto es perfecta en esos días calurosos, cuando el sol aprieta y las temperaturas suben. No hay nada más refrescante que un buen vaso de sangría y no es necesario un vino de altísimo nivel para prepararla (para muchos, sería un desperdicio poner un vino de buena calidad en la sangría) y el sabor siempre queda estupendo. El toque de soda le da una sensación espumante muy agradable, y las frutas, a medida que pasa el tiempo, se impregnan más del licor, y comerlas forma parte del ritual de esta bebida.