La vileza de Sánchez de acusar a la Guardia Civil con los argumentos de ETA

Pedro Sánchez UCO

Hay que ponerse serios cuando el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, escribe una carta a la militancia socialista en la que denuncia que los informes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil se ponen «al servicio de un intento deliberado de la derecha para derribar un gobierno legítimo», dando entender que la Benemérita filtró el informe demoledor sobre Santos Cerdán a los «pseudomedios» que, según él, están en una estrategia para derribar al Ejecutivo.

Y hay que ponerse serios porque el presidente del Gobierno está cuestionando de forma ignominiosa la dignidad y profesionalidad de una institución que es referente de abnegación y sacrificio. Leer la carta de Pedro Sánchez a la militancia socialista en la que pone en duda la rectitud de la Benemérita es una infamia propia de quien ha hecho cumbre en la vileza.

Porque acusar a la Guardia Civil de guerra sucia, Pedro Sánchez, es lo mismo que hacía ETA para justificar sus acciones criminales. El terrorismo etarra, según la banda asesina, se justificaba por la «guerra sucia» de la Benemérita como instrumento del Estado, recurrente mantra que la organización criminal utilizó para asesinar a casi 1.000 personas, muchas de ellas miembros del Instituto Armado.

Ese argumento etarra es el que siguen manejando todavía sus herederos políticos de Bildu, aliados preferentes de Pedro Sánchez. Por eso, porque para dirigirse en esos términos a la Guardia Civil hay que primero lavarse la boca, Pedro Sánchez, has quedado retratado en tu indecencia. La UCO no pone sus informes al servicio de ningún intento deliberado de la derecha «para derribar un gobierno legítimo».

La UCO ha retratado con precisión meridiana la ciénaga en la que se ha convertido el PSOE de la mano de Pedro Sánchez. Y el jefe de la ciénaga, en lugar de abandonar el Gobierno por una mera cuestión de dignidad, se permite la infamia de sugerir que los informes de la Guardia Civil forman parte de una guerra sucia contra su partido y su persona. Igual que hacía ETA.

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