La verdad de los funcionarios pone contra las cuerdas al Gobierno
El último informe que la Guardia Civil ha entregado a la juez del 8-M, del que viene dando cuenta OKDIARIO, deja sin escapatoria a Fernando Simón, director del Centro de Coordinación y Alertas Sanitarias, desmonta las mentiras del Gobierno y, además, complica la ya de por sí delicada situación procesal del delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, el hombre que permitió la celebración de la multitudinaria manifestación feminista del 8 de marzo.
El atestado de la Benemérita hace constar la opinión de dos médicos de la propia Delegación del Gobierno que coinciden en subrayar que aquella concentración multitudinaria sí ha tenido efectos en la expansión del virus, opinión de dos profesionales que contrasta con la ofrecida por el Ejecutivo socialcomunista y el propio Fernando Simón, que han insistido en negar la relación causa-efecto entre la celebración de la manifestación feminista y el incremento de contagios registrado en los días posteriores al 8-M. Es más, una de ellas expresa de forma clara que su opinión, en aquellos días previos a la concentración, era contraria a a la autorización.
Por otra parte, el informe de la Guardia Civil incorpora la declaración de varios funcionarios de la Delegación del Gobierno de Madrid en la que reconocen que habían sido los encargados de llamar a varios convocantes de manifestaciones para pedirles que las anularan de forma voluntaria. Y admiten que esas llamadas no quedaron registradas, tal y como debería hacerse con «todas» las que se efectúan. Estas, revelaron a los agentes, no fueron «llamadas habituales».
Resulta obvio que el horizonte penal del delegado del Gobierno en Madrid se complica a medida que los propios funcionarios de su Departamento desmienten la tesis de que la Delegación se guió por estrictos criterios sanitarios a la hora de autorizar el 8-M. No fue así, pero sería injusto cargar la responsabilidad de lo ocurrido sobre la figura de José Manuel Franco. Lo que hizo el delegado del Gobierno en Madrid fue cumplir las órdenes que venían de arriba. Y el de arriba tiene un nombre: Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España.
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